lunes, 14 de abril de 2025

ENCUENTROS CERCANOS CON LO ABSURDO ¿FENÓMENO ANCESTRAL O EVIDENCIA ALIENÍGENA?



Desde hace décadas existe una amplia controversia en la comunidad ufológica internacional sobre la diferencia entre los avistamientos distantes y los encuentros cercanos y si ambos pertenecen a un mismo fenómeno. Si bien los primeros se asocian a menudo con hipótesis extraterrestres convencionales, los segundos presentan características que desafían los marcos interpretativos clásicos de la ufología y abren interrogantes sobre sus dimensiones psicológicas, culturales y metafísicas.

Los avistamientos lejanos, representados como objetos voladores no identificados captados por radares o sustentados en testimonios de pilotos y militares, suelen considerarse más "creíbles" debido a la evidencia técnica que los respalda. Sin embargo, los encuentros cercanos—en los que los testigos afirman haber estado en contacto directo con entidades o naves—abren un abanico de posibilidades que a menudo rozan lo paranormal y lo mitológico.

Durante décadas, muchos ufólogos rechazaron estos relatos por miedo a que desacreditaran el estudio serio del fenómeno OVNI. No obstante, cada vez es más evidente que estos encuentros comparten elementos con experiencias visionarias descritas a lo largo de la historia, como apariciones religiosas, espíritus y seres elementales.

Uno de los argumentos es la existencia de una continuidad histórica en las formas en que los seres humanos han interpretado encuentros con lo "otro". Desde figuras sobrenaturales del folclore —como la Santa Compaña, hadas o duendes— hasta apariciones religiosas, muchos de estos relatos comparten patrones con los actuales informes de encuentros cercanos con entidades extraterrestres. Curiosamente, a partir de 1947—con el auge de la era moderna de los OVNIs—estos relatos se han reinterpretado bajo un lente extraterrestre, desplazando explicaciones previas más enraizadas en el folclore.

A pesar de que la apariencia de estas entidades puede variar drásticamente según el ambito de lo forteano o sobrenatural donde se enmarque, el contenido emocional y simbólico de las experiencias suele ser similar en primeras instancias antes de que la estética adquiera un determinado rol dentro de los diferentes territorios de lo forteano: luces, sonidos extraños, estados alterados de conciencia y cambios en la percepción de la realidad.

Uno de los aspectos más fascinantes es la dificultad para clasificar estas experiencias. Si bien algunos encuentros han dejado huellas físicas —como marcas en el suelo o señales electromagnéticas—, la mayoría parecen desafiar las leyes físicas convencionales. Esto lleva a considerar la posibilidad de que estemos ante fenómenos que cruzan los límites entre lo real y lo intangible, lo físico y lo mental. Es posible que estas apariciones podrían manifestarse adaptándose a lo que el testigo espera o puede entender, lo cual explicaría la variedad de descripciones. En lugar de tratarse de seres con una forma fija y universal, serían manifestaciones que "dialogan" simbólicamente con nuestra psique.  El mismo tipo de experiencia puede ser interpretado como una aparición mariana en Galicia, una abducción extraterrestre en Arizona o un contacto con espíritus en la Amazonía. Esta plasticidad simbólica sugiere que el fenómeno se adapta a los marcos interpretativos disponibles en cada cultura, lo cual refuerza su dimensión antropológica.

Y es que estos encuentros, lejos de ser simples anomalías, tienen el potencial de transformar a quienes los viven. Algunas personas afirman haber despertado habilidades latentes, cambiado su percepción del mundo o haber sido inspiradas a dedicarse al arte, la ciencia o la espiritualidad.

A pesar del escepticismo y silencio institucional, el testimonio acumulado sugiere una realidad compartida que trasciende las diferencias culturales. Estos encuentros podrían ser una manifestación de una inteligencia ajena al ser humano que ha estado presente a lo largo de la historia, interactuando con la humanidad de formas que apenas empezamos a comprender.

Estos fenómenos no solo son externos al observador, sino que también están profundamente ligados a la estructura de la conciencia. En lugar de insistir en una objetividad inalcanzable, tenemos que considerar estos relatos como testimonios válidos de experiencias humanas significativas. Desde esta óptica, el fenómeno OVNI funcionaría como una interfaz simbólica entre el ser humano y lo desconocido, capaz de reflejar estructuras profundas de la psique colectiva. Esta variabilidad también plantea una crítica implícita a las teorías que buscan explicaciones diversas para estos eventos. En lugar de pensar en múltiples fenómenos distintos, tenemos que tener en cuenta la posibilidad de una única realidad subyacente que se manifiesta de manera diversa según el observador y su contexto sociocultural.

Desde esta perspectiva, el fenómeno OVNI se configura como un campo de estudio privilegiado para repensar los límites del conocimiento humano, la naturaleza de la conciencia y el papel de la cultura en la construcción de la realidad. Tal enfoque exige no solo una mayor apertura epistemológica, sino también un diálogo interdisciplinario que incluya la antropología, la psicología, la filosofía de la mente y las ciencias de la religión.



JOSE ANTONIO CARAV@CA


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