El fenómeno de los
ocupantes de los ovnis, los famosos ufonautas, ha sido objeto de innumerables
debates y teorías a lo largo de las décadas. Sin embargo, a medida que
profundizamos en su naturaleza, se hace más evidente que los términos tradicionales
utilizados para definir a estos "seres", como entidades biológicas
extraterrestres, no alcanzan a capturar toda su complejidad, incluso si
cambiamos drásticamente su procedencia a otras dimensiones o al futuro más lejano.
Es por ello que propongo denominarlos ufoznautas (ozninautas,
ozvninautas) como una alternativa más adecuada, ya que al insertar el término
OZ, en clara referencia al libro El Mago de Oz, se amplía enormemente el
abanico de posibilidades.
Este concepto añade aspectos más cercanos al mundo de lo
sobrenatural, lo forteano, lo psicológico, lo imaginal y lo religioso, que es, en
gran medida a lo que se asemejan muchas de estas entidades, más que a algo
relacionado con una avanzada tecnología. Este vocablo conserva la palabra UFO
porque es evidente que la mayoría de estos seres están vinculados al misterio
de los platillos volantes, aunque no tengamos ninguna certeza de que el origen
del fenómeno sea extraterrestre. Sin embargo, es dentro de esa estética
particular de lo "espacial" y "tecnológico" donde muchas de
estas visiones encuentran su envoltura, lo que podría interpretarse como una
impostura cuidadosamente elaborada con el fin de ajustarse a las ideas y
creencias predominantes de su contexto cultural.
Los ufoznautas pueden enmarcarse perfectamente dentro de un
vasto reino poblado de extrañas y ambiguas visiones que han acompañado a la
humanidad desde los albores de la historia bajo otros nombres y estéticas, pero
que en esencia comparten la misma naturaleza. No es nada nuevo.
Hay que tener en cuenta que los ufoznautas, tal y como se
describen en numerosos informes, guardan sorprendentes similitudes con una
amplia variedad de criaturas y entidades presentes en los folclores y
mitologías de numerosos pueblos, que a primera vista parecen no tener relación
alguna con extraterrestres. Este listado incluyen seres espirituales,
apariciones de la virgen, duendes, hombres bestias, hadas, ángeles, demonios,
fantasmas, monstruos y daimones.
Si eliminamos de los relatos ufológicos las partes
aparentemente “tecnológicas”, lo que queda son historias de espectros que
aparecen y desaparecen, emiten luces y fulgores, y “verbalizan” comunicaciones
incongruentes, insustanciales y nada concluyentes.
Las diferencias entre atribuir las extraordinarias
habilidades de estas entidades a poderes sobrenaturales, como se hacía en el
pasado, o a capacidades técnicas, como se hace hoy, parecen ser simplemente una
cuestión de sesgo “cultural” en el análisis.
En resumidas cuentas, los testimonios sobre ufoznautas
describen unas manifestaciones misteriosas que parecen habitar en el mundo de
lo imaginal y lo liminal, ese espacio intermedio entre lo tangible y lo
intangible, donde parece que se desenvuelven mejor los pilotos de los ovnis.
Ufoznauta: término que define a los humanoides, entidades o seres asociados con fenómenos ovnis, cuya naturaleza trasciende la idea convencional de una visita alienígena. Estas entidades poseen características y habilidades anómalas que recuerdan a apariciones descritas en relatos antiguos, aunque desde 1947 se han vinculado con los llamados "platillos volantes". Los ufoznautas no pueden clasificarse como formas de vida extraterrestres tradicionales, ya que parecen representar un tipo de manifestación intermedia entre lo físico y lo psíquico, entre lo real y lo imaginario, con más parecido a los personajes del reino de OZ que a una civilización alienígena. Su interpretación abarca dimensiones simbólicas, psicológicas, parapsicológicas, sociales, culturales y sobrenaturales, reflejando la existencia de un fenómeno complejo y multifacético. |
El término ufoznauta va más allá de la simple idea de un
“astronauta” o una entidad alienígena, conceptos que, aunque útiles, son
limitantes. Los ufoznautas no son solo viajeros espaciales o criaturas de otro
planeta; aparentan ser moradores de una dimensión etérea, un territorio que
trasciende las fronteras de nuestra realidad perceptible y que tiene amplias
ramificaciones dentro del psiquismo humano. La teatralidad presente en muchas
de estas manifestaciones hace que la referencia a OZ sea especialmente
pertinente en este caso, ya que evoca la idea de engaños cuidadosamente
elaborados para aparentar algo que no se es. Así como en El Mago de Oz
se revela que el gran y poderoso Oz no era más que un hombre detrás de una
cortina, manipulando ilusiones ópticas para impresionar, estas apariciones
parecen utilizar estrategias similares para ocultar su verdadera naturaleza, escudándose
en estereotipos socioculturales muy arraigados con la época.
Y es que, como ha ocurrido a lo largo de los siglos, estas
manifestaciones parecen capaces de atravesar puertas invisibles, irrumpiendo en
nuestro mundo en momentos y lugares inesperados, como si sus viajes no
requirieran de demasiadas alforjas. Como si estuvieran aquí al lado, ocultos en
algún lugar.
En este sentido, hemos comprobado cómo el estudio de los
ufoznautas desde la década de los cincuenta del siglo pasado no encaja en
ninguna de las categorías tradicionales de lo real y lo ficticio. No son
entidades biológicas al uso, ni un simple producto de la imaginación o
resultado de factores puramente socioculturales.
Su mera existencia, por tanto, plantea importantes
interrogantes sobre las fronteras de nuestra percepción y sobre las posibles
conexiones invisibles entre lo material y lo inmaterial. Nos enfrentamos a la
idea de que hay mucho más en el universo de lo que podemos observar y que, tal
vez, las barreras entre lo que consideramos "real" y
"imaginario" no son tan claras como creemos. Y posiblemente estos
fenómenos tengan la capacidad de interactuar con la mente de los observadores a
unos niveles que no podemos ni siquiera cuantificar.
El uso del término ufoznauta también nos permite reconocer y
asumir la complejidad inherente al fenómeno ovni, no solo desde una perspectiva
científica o física, sino también desde un enfoque más amplio, que abarca lo
imaginal, la conciencia y los límites entre lo conocido y lo desconocido. Estos
seres, ya sean interpretados como entidades literales, arquetípicas o imaginales,
reflejan una parte de la realidad que aún no entendemos del todo.
En este contexto, los ufoznautas se transmutan de hipotéticos
tripulantes alienígenas en un símbolo de todo aquello que sigue fuera de
nuestro alcance, más allá de nuestra capacidad de integrar dichos fenómenos
dentro del conocimiento común.
Los ufoznautas nos recuerdan que no todo lo que percibimos
como real puede ser tocado o explicado con los instrumentos tradicionales de la
ciencia o la razón. Son, en muchos sentidos, un puente entre dos mundos: el
nuestro, aparentemente cartografiado a la perfección, y otro que se encuentra
más allá de nuestras capacidades sensoriales y racionales, un mundo “invisible”
que tal vez habita en los márgenes de nuestra conciencia, esperando ser
descubierto.
Por tanto, los ufoznautas deben entenderse no solo como un
enigma sobre la posible existencia de vida fuera de la Tierra, sino como
auténticos psicopompos que median entre dos universos opuestos en constante
colisión.
En resumen, el estudio de las visiones relacionadas con los
ufoznautas nos arrastra a replantarnos profundamente el concepto de
"realidad" y a reflexionar sobre cómo la conciencia humana interactúa
con lo desconocido para moldear, e incluso dar forma, a ciertos aspectos de
estos fenómenos. Más que meros eventos externos, estas manifestaciones parecen
surgir en ese espacio compartido donde lo interno y lo externo se entrelazan de
maneras sutiles. Esta interacción sugiere que nuestra mente no solo es un
observador pasivo, sino también un participante activo en la construcción de
estos enigmáticos encuentros.
La interpretación de estas manifestaciones trasciende lo
convencional, abarcando dimensiones simbólicas, psicológicas, parapsicológicas,
socioculturales y sobrenaturales, reflejando un fenómeno complejo y
multifacético más allá de las apariencias.
NOTA: En español sería ozninauta u ozvninauta.
JOSE ANTONIO CARAV@CA
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