El algecireño José Antonio Caravaca lleva desde su juventud investigando el fenómeno OVNI, con algunos casos en la provincia, y es una referencia nacional en el campo de la ufología. Nos vamos a centrar en esta entrega en uno de los nombres fundamentales de la ufología no solo gaditana, sino también española e incluso internacional: el algecireño José Antonio Caravaca, cuya Teoría de la Distorsión, detallada recientemente en el libro Distorsión. ¿Una teoría explicativa? (Guante Blanco, 2019), ha sobrepasado nuestras fronteras. Entusiasta del fenómeno OVNI desde siempre, ya en su juventud Caravaca leía todo lo que podía, recopilaba recortes de prensa, tomaba notas y fotocopiaba aquello que le parecía interesante. Hoy, 35 años después, es un investigador igual de entusiasta, pero sin que la pasión obnubile su capacidad crítica. De los innumerables casos relacionados con Cádiz que ha conocido a lo largo de su trayectoria, el que más le ha impactado nos traslada al 12 de marzo de 1981, cuando “Juan González Santos, trabajador del ayuntamiento de Algeciras, a plena luz del día se encontró con una extraña aeronave y sus tripulantes. Fue poco antes de llegar a la barriada de Pelayo, en la nacional 340 dirección a Cádiz sobre el mediodía. Según me relató el propio testigo, mientras conducía su vehículo observó, en el lado izquierdo de la carretera, detrás de una fila de eucaliptus, un raro resplandor. Una vez apeado de su furgoneta, Juan comprobó que se trataba de un artefacto de forma semicircular, metálico, con cinco ventanillas circulares y sustentando sobre tres ‘patas’ telescópicas. En el interior del objeto había varios seres de apariencia humana que llevaban trajes ajustados de color marrón y la cara cubierta con una especie de plástico transparente. Cuando Juan quiso aproximarse para verlo de cerca, desde el OVNI le lanzaron un rayo de luz que le dejó paralizado. Al poco tiempo, ‘aquello’ despegó y se perdió en la lejanía. Investigadores como Andrés Gómez Serrano y J. J. Benítez hallaron extrañas marcas en el terreno a las pocas semanas del incidente que confirmaban su testimonio”. En efecto, en nuestra provincia se han registrado numerosos sucesos relacionados con ovnis, y en un buen número de ellos, y si damos crédito a los testigos, sus tripulantes presentan distintos tipos de fisonomía. Así resume Caravaca esta variedad de extraterrestres: “Tenemos desde pequeñas entidades de apenas un metro y medio de altura y aspecto de mono, hasta humanoides de gran altura con escafandras como si fueran astronautas. También se ha informado de tripulantes de grandes cabezas, de apariencia humana, luminosos o semejantes al famoso muñeco de Michelin”. Su Teoría de la Distorsión explicaría por qué el fenómeno se percibe de una manera u otra según la persona que lo vea o incluso según el país o época de los que proceda el testigo: “Tras estudiar y analizar en profundidad el tema OVNI estoy convencido que estamos en presencia de un fenómeno desconcertante que es capaz de adaptarse a nuestras propias creencias, y que se despliega, en conjunción con la psique de los testigos, elaborando una compleja escenografía que no es totalmente ‘real’. Ten en cuenta que, desde tiempos inmemoriales, se registran crónicas y relatos de encuentros con seres, entidades y criaturas sobrenaturales, y creo que todo esto se trata de un mismo y único paradigma que va cambiando, mutando al mismo tiempo que evoluciona la humanidad, porque lo que vemos, sea lo que sea, está claramente influenciado por nuestro factor cultural”. A pesar de llevar años sumergido en el fenómeno OVNI, Caravaca no ha visto ninguna nave: “Esa es mi asignatura pendiente. He viajado por medio mundo tras la pista de los ovnis y jamás me he topado con ellos… He visto luces curiosas en el cielo, pero nunca he observado algo definitivamente extraño o desconocido. Como me dijo en una ocasión un buen amigo, y además testigo de un célebre episodio ufológico, Rafael Tobajas: “Los ovnis están para los que los encuentran y no para los que los buscan”.
PUBLICADO EN DIARIO DE CADIZ. ENTREVISTA REALIZADA POR JOSÉ MANUEL SERRANO CUETO
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