La ufología tradicional creía que los eventos OVNIs eran causados por máquinas y seres procedentes de remotos mundos habitados que visitaban la Tierra en misión de exploración científica o de otra índole. Que tarde o temprano estos hechos serían de dominio público y que la sociedad mundial aceptaría la existencia de vida inteligente fuera de nuestro planeta sin mayor contratiempo. Pero llevamos más de 70 años sin que la situación haya experimentado ningún cambio. Es más, pudiera decirse que estamos estancados en un mismo punto dando vueltas sin parar. Y aunque el posible encubrimiento oficial, con todas sus artimañas, de estas experiencias hubieran derivado en una ralentización del conocimiento público, es obvio que existen muchos mas factores que han imposibilitado que el conocimiento de la realidad OVNI haya llegado a ser una realidad incuestionable para una generalidad de la opinión pública. Y es que el análisis de los encuentros cercanos demostró, casi desde un principio, que los incidentes OVNIs tienen una complejidad mucho mayor de lo que habíamos previsto. Ya que nuestros misteriosos visitantes no se comportaban como un fenómeno ordinario, previsible o encajable en nuestros parámetros científicos habituales. El estudio de los números incidentes OVNIs que se producían por todo el mundo demostró que los encuentros eran muy diferentes entre sí, y sobre todo, para mayor desconcierto de los investigadores, carecían de sentido común, aproximándose mas a experiencias vinculadas a trastornos mentales, que a posibles sucesos de visitas interestelares. Si el paradigma ufológico no hubiese tenido partes físicas y su repercusión no hubiera sido mundial, casi como una pandemia, es muy probable que, a día de hoy, casi nadie se acordaría de los platillos volantes. Sin embargo, parece claro que los OVNIs más allá de ser un evento real, obedece a un paradigma de orden cognitivo, donde parece demostrarse que lo observado está estrechamente con el observador. De tal manera, que, aunque estemos en presencia de un fenómeno "real", y a veces de carácter físico (con todo lo que esto conlleva asociado), la presencia de los testigos determina de manera contundente mucho del contenido de las experiencias, tanto en el aspecto estético como el narrativo. Como si los encuentros OVNIs fuesen complejas elaboraciones "psíquicas" elaboradas en conjunción con un agente externo desconocido, que se manifiesta en nuestro entorno cotidiano proyectando una escenografía aparentemente real. Como si los “sueños” pudieran salirse de sus estrictas barreras de la imaginería humana para manifestarse físicamente en nuestra realidad. Por lo que es oportuno preguntarse si los encuentros cercanos con OVNIs, y todas las experiencias más complejas y absurdas manifestadas por los OVNIs, a diferencia de los avistamientos lejanos, que mantienen cierta coherencia y estructura, se producen de otra forma o bajo otros parámetros distintos. Creo que los relatos de encuentros con entidades y seres asociados a los OVNIs, aunque pertenecen al mismo paradigma que la observación de objetos en la lejanía, se producen en un contexto diferente, mucho más íntimo y más abierto a una interpretación/creación subjetiva de lo observado. Como si la aproximación del fenómeno estuviera relacionada con determinados estados alterados de conciencia (que podría llegar a provocar el propio paradigma) para que estos eventos se trasladasen de nuestra realidad ordinaria a una frontera con otro universo o realidad ampliada donde quizás los fenómenos parafísicos y paranormales se entremezclan con los habituales de nuestra dimensión produciendo experiencias de alta extrañeza. Si esto es así, es muy posible que la obtención de evidencias empíricas sería mucho más complicado y difuso, ya que en este nuevo "escenario" no estaríamos bajo los parámetros habituales de nuestra realidad cotidiana, y todo sería radicalmente diferente. Incluso nuestra conciencia, aunque no fuéramos consciente de ello, estaría fuera de sus límites habituales y estaría en disposición de habilitar ciertas capacidades dormidas añadiendo nuevos aspectos a la experiencia. Pero la cosa seria incluso más compleja, ya que las experiencias observadas serían producto de una retroalimentación de información entre el testigo y el paradigma de tal manera, que cada individuo estaría reiniciando el concepto OVNI (visitación extraterrestre) en cada nuevo encuentro, ofreciendo variantes a cada uno de sus elementos, ya que su propia participación haría que el escenario OVNI (visual/narrativo) se recreara de forma "personalizada" en cada ocasión, teniendo en cuenta, el factor cultural y social de cada testigo que indudablemente aportaría elementos personales nunca antes registrados en otro incidente. Pero la pregunta clave para nuestro estudio sería la siguiente ¿la escenografía mostrada por los OVNIs es un concepto "cultural/social/ideológico" añadido al paradigma por la participación humana o realmente los artefactos y entidades observadas en los encuentros con platillos volantes son partes del propio fenómeno? Personalmente creo que lo que estamos estudiando es el resultado de una compleja conjunción psíquica entre nuestra realidad cotidiana y una realidad ampliada, que en ocasiones y por factores desconocidos, es capaz de manifestarse en nuestro universo utilizando para ello la psique humana. Y aunque estoy seguro que se trata de un paradigma de origen cognitivo, es muy probable que su desarrollo y ejecución no solo se limite al universo intangible de los pensamientos, sino que por el contrario es capaz de atravesar la barrera psíquica para mostrarse en nuestro entorno más cercano, incluso para manifestarse de una forma tangible y sólida. Y hay que tener en cuenta que estas manifestaciones son complejas "arquitecturas psíquicas" formadas y elaboradas a partir de la decodificación humana, que, por su participación no voluntaria, pero poderosamente inmersiva, ejerce una modificación/distorsión de lo observado, lo que evidentemente impide la correcta recepción del verdadero contenido del mensaje que nos está ofreciendo esta realidad cognitiva desconocida. Por lo que las entidades y artefactos observados en estas experiencias podrían ser solo un vehículo de expresión de un mensaje mucho más profundo y complejo que no llegamos a entender, y que se “disfraza” ante nuestra presencia imbuido por nuestra propia interferencia involuntaria e impredecible.
JOSE ANTONIO CARAV@CA
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