Siempre me he cuestionado donde estarán todos esos OVNIS, de distinto tamaño, color y forma que hemos recogido a lo largo de los años en la enorme casuística de los denominados encuentros cercanos. Me pregunto si estarán todos almacenados limpios y relucientes en un enorme hangar oculto de miradas indiscretas o si por el contrario se disolverán con la misma facilidad que nuestros sueños una vez han sido vivenciados. Y es que no es viable, si siquiera sensato que todos los OVNIS mostrados en cientos de libros y miles de artículos obedezcan a una realidad empírica tal y como nosotros la concebimos. En absoluto. No podemos estar ante el despliegue estelar de miles de prototipos diferentes de OVNIS y ufonautas. No es asumible pensar que somos el ombligo del universo y recibir millones de visitantes diferentes. Por tanto, aunque no sea del agrado de los ufólogos tradicionalistas, la materia que integra este desconcertante fenómeno está más próxima a la efímera sustancia que da vida a los pensamientos, la imaginación y los sueños más que a una chapa abotonada con tornillos y tuercas. Pero esto no quiere decir que, en un momento dado, el paradigma OVNI sea intrascendente y que no pueda repercutir sobre el medio en el que se manifiesta y sobre las personas. Sea lo que sea este fascinante fenómeno, su conjunción e interacción con el ser humano va más allá de todo lo que intuimos hasta el momento, para provocar una muy detallada escenografía basada en conceptos socioculturales, que a veces, y bajo circunstancias no aclaradas puede volverse momentáneamente físico. Como si nuestra psique ejerciera de filtro para decodificar la señal de una realidad ampliada oculta a nuestros sentidos ordinarios. Y es muy posible que las interferencias que provoca nuestra mente, a la hora de interpretar estas manifestaciones, nos impide relacionarnos abiertamente con este universo cognitivo desconocido del que podemos aprender muchas cosas, pero seguramente este conocimiento no tiene nada que ver con lo que algunos esperan. Hay una vasta realidad que no nos muestra nuestra idolatrada ciencia del átomo y los neutrinos... Y los encuentros cercanos con OVNIS están íntimamente ligados a la esencia del ser humano y su posición en el universo. Así que nuestros esfuerzos por colocar a los platillos volantes en un tubo de ensayo y someterlo a un microscopio serán tan eficaces como intentar atrapar un sueño con las manos…
JOSE ANTONIO CARAV@CA
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Buena reflexión.
ResponderEliminarGracias!!!
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