Durante décadas, el fenómeno OVNI ha sido abordado principalmente desde dos grandes marcos explicativos: el modelo extraterrestre clásico, que postula que los informes señalan la visita clandestina de seres procedentes de otros mundos, y el modelo psicosocial, que interpreta los avistamientos como construcciones culturales, errores perceptivos, engaños o mitologías modernas (sustitutos de la religión). Sin embargo, ambos enfoques han demostrado limitaciones: uno tiende a la excesiva credulidad sin evidencia concluyente; mientras que el otro, al reduccionismo escéptico que ignora la riqueza y complejidad del fenómeno.
DISTORSIÓN: UNA FRONTERA PARA ENTENDER LOS ENCUENTROS CON LO
IMPOSIBLE
Durante décadas, el fenómeno OVNI ha sido abordado
principalmente desde dos grandes marcos explicativos: el modelo extraterrestre
clásico, que postula que los informes señalan la visita clandestina de seres
procedentes de otros mundos, y el modelo psicosocial, que interpreta los
avistamientos como construcciones culturales, errores perceptivos, engaños o
mitologías modernas (sustitutos de la religión). Sin embargo, ambos enfoques
han demostrado limitaciones: uno tiende a la excesiva credulidad sin evidencia
concluyente; mientras que el otro, al reduccionismo escéptico que ignora la
riqueza y complejidad del fenómeno.
En este contexto, la teoría de la Distorsión representaría
una vía intermedia. No niega la realidad del fenómeno, pero la redefine más
allá de su aparente literalidad. No rechaza los testimonios pero los
reinterpreta entendiendo que lo percibido no es necesariamente lo que se cree
ver.
EL NÚCLEO DE LA DISTORSIÓN: UNA EXPERIENCIA INDUCIDA Y
PERSONALIZADA
La Teoría de la Distorsión (TD) propone que los encuentros cercanos
son reales, sí, pero lo que vemos no lo es. No se trata de naves espaciales ni
de seres biológicos. Lo que el testigo percibe y siente es una especie de proyección
inmersiva, una experiencia vívida que parece venir de fuera, pero que en
realidad nace en parte de su propia mente. Eso sí, impulsada por un “agente
externo” que, hasta ahora, sigue siendo un misterio pero que opera desde lo que
se podría considerar porciones de la realidad desconocida.
Este agente —del que nada se conoce aún salvo su capacidad de
interactuar hasta límites insospechados con la mente humana— utiliza el banco
de recuerdos, ideas, emociones y creencias del testigo para construir una
experiencia única, irrepetible y, que en muchos casos, se revela como profundamente
transformadora. Estaríamos pues, ante una "distorsión de la realidad que
activa arquetipos mentales muy profundos y atávicos. Asimismo, los abundantes
casos documentados en los que se menciona algún tipo de comunicación entre la
mente humana y el fenómeno, ya sea a través de respuestas en los movimientos de
los objetos a los pensamientos del observador, experiencias de telepatía,
presentimientos o premoniciones de futuros encuentros, llamadas inexplicables y
otros episodios semejantes, sugieren la existencia de una conexión que podría
ser clave para entender el fenómeno.
LOS PUNTOS OSCUROS QUE EXPLICA LA DISTORSIÓN
1.- LA NO REPETICIÓN: La variedad de formas y entidades descritas en los
testimonios resulta asombrosa: se habla de naves con aspecto de calderos, de
platillos volantes, de humanoides enfundados en trajes ceñidos con antenas
relucientes, e incluso de figuras con apariencia animal o robótica. Esta
diversidad, lejos de ofrecer un patrón uniforme, parece reflejar tanto la
imaginación del observador como las expectativas culturales y tecnológicas de
cada época, conformando un mosaico simbólico que cambia y se adapta con el
tiempo.
La TD explica esta infinita galería de tropa espacial como
una consecuencia derivada de un proceso entre el agente humano y el psiquismo
de los testigos. Según esta visión, la mente humana no percibe el evento tal
cual es, sino que lo "traduce" o recubre simbólicamente, utilizando
elementos disponibles en su entorno cultural, emocional e imaginativo. Es un
proceso de adaptación que actúa como una especie de filtro mental o barniz
terrenal, necesario para hacer comprensible lo vivido. Este recubrimiento
simbólico cubre un doble propósito, no solo permite procesar cognitivamente la
experiencia, sino que también la integra dentro de un marco de sentido
personal, social y cultural. Así, lo que podría ser una realidad inasumible o
ajena se transforma en una narración aceptable, aunque llena de ambigüedades,
que se ajusta a las coordenadas mentales del testigo o de la sociedad.
2.- EL ABSURDO: La mayoría de los investigadores nunca han podido integrar o
convivir con el factor absurdo omnipresente en muchos eventos ufológicos. Y es
que muchos encuentros tienen una estructura similar a los sueños: acciones
inconexas, elementos mundanos incrustados en escenarios tecnológicos, desapariciones
súbitas, alteraciones espacio temporales, etc. Esto se entiende dentro de la TD
como el resultado de una experiencia no sujeta a las leyes físicas habituales,
sino a la lógica del inconsciente, ya que el proceso que lleva a la
manifestación de estos fenómenos se produce en una porción de realidad que
podríamos considerar intermedia entre lo externo y lo interno. Lo físico y lo
psíquico.
3.- LA CARGA PSÍQUICA: Los testigos suelen recordar la experiencia como
intensamente real aunque en ocasiones parezca algo ilusoria, onírica o imaginal.
Esto es coherente con la idea de una experiencia diseñada para impactar en la
conciencia humana, no necesariamente para ser comprendida dentro de nuestros
parámetros.
4.- LA FALTA DE EVIDENCIAS FÍSICAS: Las manifestaciones del fenómeno
aunque materiales en ocasiones, mantienen una ambigua existencia dual física/psíquica,
en un nivel que está fuera del alcance de nuestro entendimiento mecanicista.
EL TESTIGO COMO CO-CREADOR
Uno de los elementos fundamentales de la TD es su concepción
del testigo como coautor de la experiencia. No es un receptor pasivo que
observa un objeto externo, sino un participante activo cuya mente, llegado el
momento, proporciona el material con el que el fenómeno se reviste. Esto no
implica que todo sea subjetivo o imaginado. Muy por el contrario: la
experiencia es impuesta desde fuera, pero construida desde dentro.
Este modelo abre nuevas vías para comprender no solo los
encuentros OVNI, sino también fenómenos extraordinarios de carácter visionario como
apariciones religiosas, experiencias con difuntos, experiencias chamánicas, o
incluso manifestaciones del folclore antiguo. Todos ellos podrían ser variantes
culturales de un mismo núcleo de Distorsión. La TD no solo ofrece un marco
explicativo para los encuentros anómalos sino que también plantea preguntas sobre
la naturaleza de la realidad, la conciencia y los límites de lo humano. ¿Qué o
quién es el agente externo? ¿Con qué fin se induce la experiencia? ¿Es esta
distorsión una forma de contacto simbólico con una inteligencia no humana? ¿O
es una especie de prueba, una simulación destinada a confrontarnos con lo
desconocido en nuestra propia psique?
CONCLUSIÓN: UNA NUEVA FRONTERA
La TD no busca de ninguna de las maneras eliminar el
componente desconocido del fenómeno, sino replantear los conceptos e ideas que
han estado presentes en la literatura ufológica desde sus orígenes. No afirma
que los testigos mientan, ni niega que algo real fuera de nuestro alcance esté
ocurriendo. Lo que propone es una forma interpretar el fenómeno: no como una
intrusión física de entidades extraterrestres, sino como una interacción
simbólica con una realidad aún no definida, capaz quizás de expandir la
conciencia humana hacia nuevas y reveladoras fronteras cognitivas.
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