domingo, 8 de diciembre de 2013

ATERRIZAJE OVNI DE JUAN GONZALEZ SANTOS: UN CASO PERFECTO DE DISTORSION








 
El 12 de Marzo de 1981 la vida iba a cambiar bruscamente para Juan González Santos a sus 42 años de edad. Como podía imaginar este afable funcionario que aquella mañana iba a encontrase de bruces con unos “curiosos y nada sociables astronautas americanos”. Sobre las diez y cuarenta minutos, conducía su furgoneta Ebro por la nacional 340, en dirección a Pelayo, barriada situada a las afuera de Algeciras, cuando vio a un lado de la carretera un "llamativo" resplandor que llamó su atención. En un principio pensó que eran las luces de una ambulancia y que se había producido un accidente de tráfico al margen de la calzada, aunque bien entrado en el campo. A escasos metros del supuesto incidente se hallaban unos repetidores utilizados por radio y televisión. Nuestro protagonista detuvo su vehículo movido por la curiosidad, y al ir acercándose a pie a la escena comprobó que aquello no era producto de un percance como había imaginado.
 
El autor del reportaje junto al testigo y el investigador Pablo Villarrubia en el lugar exacto donde aterrizó el extraño artefacto (2008).
 
 
 
 

Frente a él, a menos de 25 mt distancia, protegido de la carretera por una hilera de eucaliptos, se hallaba un objeto resplandeciente, en forma de cúpula de unos 4 metros de diámetro y 2 metros de altura (aunque con las patas podía medir casi los 4 metros de altura), con 5 ventanas circulares en su parte delantera, siendo mayor la del centro (50 cm aprox.), que parecía girar en el sentido contrario de las agujas del reloj.
 



... HOUSTON TENEMOS UN PROBLEMA...

El intrépido algecireño anduvo en dirección al extraño artefacto, y por el camino pensó que tal vez podría tratarse de un modulo espacial americano con problemas, y ni corto ni perezoso decidió que podría  saludar a los astronautas (SIC). Que noticia para contar en el pueblo, seguía cavilando, un encuentro con el mismísimo Apolo XI y sus tripulantes. Sin embargo, a pocos metros del objeto, se serenó un poco y decidió contemplarlo detenidamente parapetado tras un pequeño murete de piedras. "El cacharro -comentó Juan González al veterano investigador Gómez Serrano en una de las primeras entrevistas que le concedió-  se apoyaba en unos soportes que parecían metálicos y telescópicos de mayor a menor rematando estos en unos pies o base en forma de cuenco. Todo ello -prosigue el testigo- era perfectamente visible desde donde yo me encontraba, que seria a unos quince o veinte metros del objeto ese posado en tierra. El color de este era gris metalizado como el aluminio bruñido. Aquel cacharro no tenía junturas ni tornillos o cualquier otra cosa que me fuera familiar. Aquello era un todo. Se veía compacto y solido, era increíble, allí en mitad del campo y a plena luz del día". 
 
El artefacto de aspecto metálico tenía varias ventanas circulares y un símbolo, que el testigo describió como muy parecido a una esvástica de color negro. (Maqueta realizada por el artista Marcos Nicieza)
 
 
 
 
"En el costado -continua con su relato- izquierdo se observaba un escudo o emblema de color negro, aunque no puedo acordarme que podía representar. Lo único que sé es que jamás había visto cosa igual en algún otro cacharro o vehículo que se le parecieran (el símbolo tiene semejanza con una cruz gamada achatada)". A través de las ventanillas, nuestro testigo se percató de la existencia de varios seres en el interior de la nave, "sólo podía verles del pecho para arriba ya que las ventanillas tapaban el resto del cuerpo, por lo que no pude verles las piernas. Sobre la cabeza les veía yo que llevaban un casco ajustado a la misma, parecido al que usan los submarinistas, y lo más curioso de todo ello, era que por la parte de la cara tenían como un cristal transparente pero amoldado al rostro y destacando los rasgos de estos ...el traje era de color marrón(...) Intenté saltar la tapia de piedras y alambres de espinos allí existente que, como usted sabe, sirven para separar las lindes y parcelaciones del campo, cuando de pronto de una de las antenas laterales de esta máquina salió una "yampá" de luz (se refiere a un haz de luz de apariencia solida) que me hizo detenerme en contra de mi voluntad. Intenté repetir la operación (el amigo Juan González no se achanta fácilmente) y de la otra antena salió otra "yampá" de luz que me hizo llorar, lagrimeándome mucho los ojos, y ver lucecitas de colores por todas partes además de producirme un fuerte dolor en la parte central de mi frente. Pero lo más extraño -continua Juan- era que no podía moverme para ningún sitio (se repite de nuevo la paralización), aunque los brazos yo los movía. De manera que me quedé quieto porque me parecía que los sujetos que yo veía dentro de aquella máquina no querían que me acercara".
Dentro de aquella maquina había varios seres de aspecto humano.




Los “americanos”, 4 o 5, según Juan González parecían conversar entre ellos mientras no dejaban de mirarle. El humanoide que se hallaba en el centro, justo en la ventanilla de mayor tamaño, fue el sujeto que mejor observó nuestro testigo pues en todo momento estuvo frente a él, parecía llevar unas “orejeras parecidas a unos auriculares”. Aunque parezca inaudito, nuestro testigo no pensó en aquellos momentos que se hallaba ante algo extrahumano. Tras unos 15 ó 20 minutos de observación, las patas y la escalerilla central se replegaron y el objeto, tras unos instantes estático en el aíre, comenzó a elevarse;"El cacharro aquel era totalmente silencioso pues estuve frente a el unos doce minutos y no escuche nada de ruidos. Sin embargo, añade, cuando el objeto empezó a trepidar (en el momento del despegue) con movimientos ondulantes, parecía que emitiera un silbido, como de aire comprimido, acompañado de una fuerte manga de aire absorbente que dejo un fuerte olor como a electricidad quemada (¿ozono?) que no sabría explicar muy bien".

Cuando el testigo quiso acercarse al artefacto, de su parte superior surgió un rayo de luz que se lo impidió.

 

Juan González añadió al final de la entrevista un detalle muy importante que me corroboro en una entrevista personal que mantuve con él a mediados de los años noventa: "durante el tiempo que estuve junto a la empalizada no escuche ningún ruido. Ni del artefacto aquel, ni de los coches circulando por la carretera general 340. A pesar de tener la carretera a unos treinta metros, no escuche ningún ruido pero tampoco vi pasar coche alguno, ni para Algeciras, ni para Tarifa. Aquello sí que era extraño. El silencio que yo notaba era impresionante. No se movían ni las ramas de los árboles ni las hojas tampoco".

J.J. Benítez en compañía del veterano investigador Andrés Gómez Serrano encontraron en la zona tres huellas que coincidían con el relato de Santos. Además las hojas de su interior estaban aplastadas de la misma forma que tenía el supuesto tren de aterrizaje del OVNI.




Este dato hay que tenerlo muy en cuenta, ya que la carretera general Cádiz-Algeciras es de las más transitadas de la comarca. Gómez Serrano mostró al testigo gran cantidad de fotografías y dibujos de OVNIs para que éste intentara identificar el objeto que observó. Juan González, tras hojear varios libros, escogió la instantánea de un OVNI observado en la localidad italiana de Génova, y que fue enviada de forma anónima al periódico italiano  Domenica del Corriere, el 23 de junio de 1963, sin ninguna otra información adicional. En la fotografía, que para muchos investigadores es autentica se aprecia un objeto metálico posado en tierra apoyado en tres patas telescópicas. Gómez Serrano y J.J. Benítez encontraron tres huellas en el terreno, producidas por un objeto de varias toneladas,  y en algunas hojas de su interior se podía apreciar aun la forma de la base redondeada, en forma de cuenco, de las patas.

 

LOS EFECTOS DE LA DISTORSION… EN IMAGENES...

En las sucesivas entrevistas que mantuve con Juan González Santos me explicó por qué pensaba, en un primer momento, que aquella aeronave podía pertenecer a la NASA. Al parecer ,poco tiempo antes de producirse su avistamiento, el testigo había visto un extenso documental en la televisión sobre la llegada del hombre a la Luna y pensó que aquel artefacto que estaba posado en mitad del campo podía ser un modulo espacial norteamericano. Pero estos no fueron los únicos datos de interés que me facilitó Juan González Santos para poder realizar una reinterpretación de su singular y espectacular experiencia. Bajo el prima de la teoría de la Distorsión, que plantea que un agente externo desconocido conforma y construye las experiencias de encuentros cercanos en función de los recursos, información e imágenes inconscientes del testigo, podemos rastrear el verdadero origen de cuanto observó y relató el testigo. Veámoslo en imágenes...
 
Tal como comprobamos en la presente imagen la disposición de los elementos observados por Juan González Santos en el OVNI coinciden casi a la perfección con los del modulo espacial de la NASA. Y no hay que olvidar que el propio testigo identifica en un primer momento el objeto como una aeronave estadounidense. Indudablemente la participación de un agente externo desconocido, que "distorsiona" el material inconsciente del testigo, a través de un proceso de construcción creativo parecido al que se experimenta en una representación onírica, posibilita que el testigo piense que se halla ante algo totalmente desconocido, externo e independiente a su presencia como observador cuando en realidad esta información ya esta contenida en su propia psique.
El tren de aterrizaje del artefacto también tiene su correspondiente equivalencia en el modulo espacial estadounidense. Este elemento singular  "incorporado" al relato de Santos no deja lugar a dudas sobre su origen...
 
El testigo aseguró que los humanoides iban enfundados en un traje que les cubría incluso la cabeza, donde destacaban unas protuberancias que parecían "auriculares". Curiosamente igual que los astronautas...
 
Juan González Santos destacó que el OVNI tenía en su parte superior dos protuberancias que lanzaban destellos muy parecidos a las luces de emergencia de una ambulancia. Curiosamente el testigo era voluntario en la Cruz Roja y frecuentemente ayudaba en tareas de auxilio y apoyo con el cuerpo de Bomberos, policías y ambulancias. Por tanto estaba mas que habituado a presenciar este tipo de dispositivos luminosos. En la imagen hacemos la comparación con el vehículo de la Cruz Roja que en aquellas fechas utilizaba el destacamento al que pertenecía el testigo.



El testigo era un gran aficionado a la historia y concretamente a la Segunda Guerra Mundial, por lo que no sería muy extraño que tuviera presente en el momento de su experiencia el símbolo mas representativo de dicho conflicto, la esvástica.
 
 
 
 
 
 
 
 

JOSE ANTONIO CARAV@CA






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