miércoles, 9 de diciembre de 2020

INTRODUCCION: «ESTO NO ES KANSAS, NI SE LE PARECE…»






¿Qué son los ovnis? Esta es probablemente la pregunta más formulada en estas últimas siete décadas a los entusiastas de los platillos volantes, la interrogante del millón euros, que dirían algunos. No en vano, centenares de libros y miles de artículos publicados en más de diez países se amontonan en una interminable torre de Babel sin arrojar luz sobre esta espinosa cuestión. ¿Y cómo es esto posible? ¿Puede una ingente cantidad de información carecer de datos fiables y concretos de la naturaleza de un fenómeno? O lo que es lo mismo, ¿puede el estudio y análisis de montañas de documentos ovnis conducir a un callejón sin salida? Evidentemente, a tenor de los hechos, sí. Y es que, en los archivos de los investigadores se atesoran miles de avistamientos y encuentros cercanos con estas «máquinas» y sus «ocupantes» que deberían haber sido suficientes para establecer, al menos, alguna sólida teoría. Pero esto no ha sucedido. Las incertidumbres prevalecen sobre las certezas…

Aunque frente a esta realidad incuestionable, se da un hecho singular, casi paradójico. Aunque nadie ha mostrado jamás un platillo volante y a sus tripulantes sobre el plató de un informativo de televisión, la mayoría de los investigadores, y la opinión pública en general, han aceptado la hipótesis extraterrestre (HET) como la única solución a la ecuación que se nos planteaba desde el cielo. Y todo motivado única y exclusivamente por una sola sospecha que para estos estudiosos se transmutó en una rotunda «evidencia empírica» de que la propia «apariencia» del fenómeno ovni, nos mostraba la respuesta de una forma clara y contundente. Pues ¿qué otra cosa podría causar estos avistamientos? Los informes recopilados por los ufólogos están repletos de descripciones de vehículos espaciales, humanoides, escafandras, escalerillas, trenes de aterrizajes, humo, llamaradas, recogida de muestras y hasta pistolas de rayos… Por tanto, ¿qué duda hay? Los ovnis son visitantes del espacio estelar por pura y dura deducción...

Basados en esta «aplastante» lógica (¡?) la comunidad ufológica internacional, durante largas décadas, invirtió ímprobos esfuerzos en demostrar y defender la HET como la única respuesta válida ante el problema. Aunque lo hiciera a espaldas de la realidad. Porque hay una cosa clara que esta fuera de cualquier discusión. A día de hoy, la HET no puede explicar convincentemente el grueso de la «literatura  ovni» acopiada por los investigadores a lo largo y ancho del planeta; innumerables casos, existencia de platillos volantes de todas las formas y tamaños imaginables, infinita diversidad morfológica de los supuestos «extraterrestres», comportamientos absurdos y teatrales de los tripulantes de los ovnis, alteraciones espacio temporales, fenómenos paranormales, etcétera. Y es que la propia casuística ufológica ha ejercido como la principal «saboteadora» de la HET. El «bombero» pirómano. Ya que, con el devenir de los años, los informes ovnis han mostrado ser mucho más confusos y ambiguos de lo que sus pretendidas «apariencias» mostraban en un principio. Pero, aun conociendo estos episodios y estos aspectos insondables, una gran parte de la comunidad ufológica no quería dar marcha atrás después de tantos años, defendiendo a capa y espada estas ideas. Extasiados y fascinados ante la HET, prefirieron seguir defendiendo sus postulados, aunque para ello tuvieran que mirar para otro lado en determinados momentos. Incluso los ufólogos más obstinados modificaron o tergiversaron los casos más desestabilizadores para hacerlos encajar con sus férreos planteamientos. Pero tal y como afirmaba el genial Arthur Conan Doyle, en boca de su inmortal personaje Sherlock Holmes: «Es un error capital el teorizar antes de poseer datos. Insensiblemente, uno comienza a deformar los hechos para hacerlos encajar en las teorías en lugar de encajar las teorías en los hechos». Y salvo honrosas excepciones, una legión de investigadores se ha dejado arrastrar por este seductor «tsunami» ideológico, para perpetuar, una y otra vez, los mismos errores que han llevado al tema ovni al borde de un abismo insalvable.

Prueba de ello, es que, a lo largo de los años, y viendo la complejidad que tomaba la cuestión, los ufólogos tuvieron que abrir, aunque fuera a regañadientes, el abanico de posibilidades a otras explicaciones. Según el ilustre ufólogo sevillano Ignacio Darnaude, ante las incertidumbres generadas por el fenómeno  ovni se llegaron a plantear hasta más de 300 hipótesis diferentes: desde los idílicos extraterrestres, hasta visitantes de otras dimensiones, pasando por intraterrestres, ultraterrestres, viajeros en el tiempo, complejos sistemas de control, animales desconocidos de la estratosfera, entidades «vampíricas», sondas robots alienígenas, habitantes de la mítica Atlántida y un largo etcétera. A nuestro entender, esta increíble ruleta intelectual de posibilidades demuestra una cosa claramente; los ovnis encierran un secreto mucho más profundo de lo que su «apariencia externa» nos trasmite. Pero ¿a qué nos enfrentamos? ¿Debemos fiarnos de las apariencias? Me temo que no…

Pese a todo lo dicho, nadie puede negar a estas alturas que los ovnis son reales e incuestionables, a la par que inexplicables por nuestra ciencia actual. Lo que ocurre es que la no aceptación del paradigma a nivel general viene determinada porque aún no hemos sido capaces de precisar y concretar a qué nos enfrentamos realmente. Y es que los ovnis desconciertan a propios y extraños. Y toda esta confusión se origina porque sus furtivas incursiones parecen moverse entre dos universos supuestamente antagónicos, el físico y el psíquico, el real y el imaginario. Y es que los platillos volantes parecen surgir de una dimensión desconocida para manifestarse en una etérea frontera que se cruza con nuestra realidad, donde lo tangible y lo quimérico se hacen posible en una mágica conjunción. Como si se tratara de una alquimia imposible. Y esa, precisamente, es la pista que tenemos que seguir para esclarecer el enigma. Los  ovnis, al igual que el fabuloso reino descubierto por la joven Dorothy en la novela The Wonderful Wizard of Oz (El maravilloso Mago de Oz, Lyman Frank Baum, 1900), encierran un secreto oculto entre falsas «apariencias», «espejismos» y «trucos de magia», y solo atravesando este hipnótico «velo» llegaremos a desvelar el misterio…

Por lo tanto, tras más de setenta años de investigación e interminable especulación ufológica, es hora de «resetear» el sistema y ofrecer una nueva perspectiva sobre este prodigioso fenómeno. Es hora de retomar los viejos postulados y darles un nuevo enfoque. Una vuelta de tuerca más. Pensando sobre todo en esos miles de lectores y aficionados que, a día de hoy, ya exigen respuestas concretas. Demandan pasos adelante. Y, bajo esta premisa, se gestó la Teoría de la Distorsión. Pero vayamos por partes. Por el principio de todo…

Los  ovnis siempre me han interesado. No se cómo, ni por qué, pero desde muy joven el tema me atrapó. Recuerdo que cuando volvía del colegio me gustaba recortar y coleccionar recortes de prensa que hablaran sobre platillos volantes. Tenía una enorme curiosidad por aquellos relatos de personas que aseguraban haberse topado con una nave extraterrestre y sus ocupantes. Me parecía sencillamente fascinante. Y con los años mi curiosidad no menguó. Yo diría que fue todo lo contrario. Aumentó de forma gradual hasta convertirse en una sana obsesión. Por eso no es extraño que con catorce años lo tuviera tan claro. Mientras mis compañeros de juegos querían ser futbolistas, bomberos o policías, yo quería ser investigador de  ovnis, perseguir aquellas luminarias y toparme con sus tripulantes. Arrancarles su «secreto» o, al menos, convencerles para que me dejaran entrar en una de sus naves. Pues estaba plenamente convencido de que seres extraterrestres habían llegado a la Tierra desde lejanas galaxias. Y casi sin darme cuenta me vi envuelto en un sinfín de investigaciones, entrevistando testigos, escribiendo artículos y dando conferencias. Pero nunca me desvié de aquella curiosidad infantil. De mi verdadero objetivo. Encontrar respuestas…

Pero tras leer un libro revelador, Passport to Magonia: From Folklore to Flying Saucers (Pasaporte a Magonia: del folclore a los platillos volantes, 1969), de Jacques Vallée, en mi mente comenzó a perfilarse una nueva forma de enfocar el paradigma ovni. Y es que, al ahondar en la materia, comprendí que la problemática ufológica era mucho más compleja de lo que la hipótesis extraterrestre (HET) nos decía. Vallée lo había esbozado de forma admirable en su libro y había abierto la caja de Pandora. Había otras opciones en nuestra búsqueda de respuestas al fenómeno. Y fruto de mis nuevas inquietudes intelectuales, iniciadas tras aquella prometedora lectura, a principios de los noventa, publiqué en el boletín La Otra Realidad varios reportajes que dejaron claro mi drástico y casi definitivo distanciamiento de la HET. Empezaba a buscar nuevos horizontes. Pero el verdadero punto de «ruptura» con la mayoría de los planteamientos defendidos por mis colegas de la época, quedó perfectamente reflejado en un artículo titulado «OVNI: Auge, Caída y Transformación de un mito moderno» (1997), que causó gran impacto, incluso entre destacados investigadores como Salvador Freixedo. En dicho escrito comencé a intuir, al igual que otros estudiosos, que el testigo era el factor fundamental para comprender estas manifestaciones anómalas, que había «algo» que manipulaba la mente humana. Y a partir de ahí, poco a poco, año tras año, fui desarrollando progresivamente mis ideas, ampliando y completando los trabajos teóricos de muchos destacados investigadores. Y fruto de mi interés, escribí más de cien reportajes dedicados exclusivamente a exponer mis conjeturas. Y curiosamente, en 2011, gracias a la repercusión de algunos artículos publicados en los Estados Unidos, con la inestimable ayuda del investigador Rich Reynolds, decidí que era el momento de ponerle un nombre a este nuevo pensamiento ufológico. Y como todo surgió al otro lado del Atlántico, la patria de los platillos volantes, decidí nombrarla por primera vez en inglés. Y casi sin pensarlo lo bauticé como La Teoría de la Distorsión (Distortion Theory). Y de esta forma, tras más de tres décadas de estudio, se gestó una revolucionaria visión del fenómeno ovni, un proyecto que, en pocos años, a través de artículos, charlas y entrevistas, provocó gran interés en medio mundo. De hecho, mis reportajes llegaron desde Estados Unidos hasta España, lógicamente, y después a lugares tan dispares como Japón, Francia, Alemania, Argentina o Brasil, originando todo tipo de controversias y debates. Incluso destacados escépticos franceses y norteamericanos dedicaron tiempo y esfuerzo a contradecir algunas de mis afirmaciones. Esto era un síntoma inequívoco de que mis planteamientos empezaban a calar entre una gran parte de los aficionados e investigadores del tema ovni.

Y gracias a mi editor de cabecera, Oscar Fábrega, en 2018, publiqué un libro introductorio a mi universo teórico titulado Encuentros Cercanos con  ovnis ¿Una arquitectura psíquica? Introducción a la Teoría de la Distorsión, que convocó la atención de multitud de lectores y especialistas, provocando gran sorpresa y revuelo. Pero el verdadero reto era escribir este libro. Un amplio tratado que pudiera recoger detalladamente horas de infinitas reflexiones y con el que intentaría diseccionar de forma precisa este evasivo fenómeno, que hasta la fecha había logrado esquivar cualquier tipo de cartografía. Y, además, para mayor responsabilidad, tenía que cumplir con todas las expectativas que se habían creado en torno a mis tesis. Por tanto, no era una tarea sencilla. Nada sencilla. Pero, tras más de dos años trabajando en este manuscrito, rodeado de montañas de documentos, libros, revistas, añejas fotocopias, cuadernos de campos, casetes, y demás, conseguí por fin, no sin pocos quebraderos de cabeza —como habrá adivinado el lector—, dar forma a todos mis pensamientos, incluso a los más complejos, y transformarlos en este voluminoso libro que tiene entre sus manos. Una obra nada usual en el mundillo ufológico…

También me gustaría aclarar en este punto, antes de repasar un poco lo que nos depara esta lectura, que mis investigaciones se han centrado en un campo muy concreto de estudio, los numerosos e inexplicables encuentros con extrañas entidades registrados a lo largo de la historia, en los que podemos circunscribir perfectamente los denominados encuentros cercanos con  ovnis. Evidentemente, el «cajón» desastre en el que se ha convertido la ufología en la actualidad engloba probablemente muchos enigmas y sucesos misteriosos que nada o poco tienen que ver con el tema que nos ocupa en este tratado. Por tanto, es importante señalar que no es el objetivo de este libro, ni lo pretende, explicar todos y cada uno de los múltiples misterios e incidentes que se han asociado a los ovnis a los largos de los años: la posible vida en otros planetas, fenómenos lumínicos desconocidos, posibles tecnologías y experimentaciones terrestres secretas, etcétera. Como dice el refrán, eso es «harina de otro costal»…

¿Y qué encontraremos en esta obra?

Nuestro viaje arranca con una exhaustiva y cuidadosa radiografía de la casuística ufológica como nunca antes se había acometido. Para ello, a lo largo de los dos primeros capítulos expondré un buen número de asombrosos incidentes que nos ayudaran a adentrarnos en el verdadero núcleo del misterio ovni. Y lo haremos sin perder de vista ninguna de sus interesantes aristas, desde sus aspectos más claros a los más confusos. Continuaremos en el capítulo 3 con un extenso resumen de la evolución del pensamiento  ovni, desde las primeras e interesantes propuestas de Carl Jung, hasta los sustanciales avances de especialistas como Jacques Vallée, John Keel, Michael Grosso, Salvador Freixedo, Joseph A. Hynek, Scott Rogo, Carl Raschke, Dennis Stillings, Jerome Clark, Pierre Guerín, G. N. M. Tyrrell, Ignacio Darnaude, TerenceMcKenna, entre otros. Y todo, para tener una amplia y objetiva perspectiva del asunto que estamos analizando.

El capítulo 4 es sustancial para mis ideas, ya que en él remarcaré la inquietante vinculación de los platillos volantes con otras anomalías insondables protagonizadas por entidades y criaturas desconocidas. Por estas páginas desfilarán desde hadas y duendes hasta las visiones de fantasmas, pasando por las controvertidas apariciones marianas y los avistamientos del famoso Pies Grandes. Y en el capítulo 5, se mostrará otra sorprendente conexión: la extraordinaria relación entre la psique y los fenómenos extraños.

Finalmente, a partir del capítulo 6, hasta el décimo, nos introduciremos de lleno en la Teoría de la Distorsión, documentando a conciencia, todos, y cada uno de mis planteamientos con claros ejemplos extraídos de la literatura ovni. Creo que habrá suficiente material como para que los especialistas y aficionados puedan utilizarlo en sus futuros estudios o lecturas sobre el tema. Sería una bonita forma de confrontar mis ideas. Y en el último capítulo, quizás el que más meses me llevó confeccionar, compartiré mis conclusiones finales sobre la génesis y propósito de este desconcertante fenómeno. Anticipando que esas páginas estarán llenas de sorpresas… pero, poco más puedo adelantar…

Llegó el momento de empezar nuestro periplo.

Amigo lector, abróchese el cinturón porque comienza un apasionante viaje al corazón del que se ha considerado, en muchas ocasiones, el mayor enigma de la ciencia moderna… Y es que, como diría la buena de Dorothy, al lugar que nos conduce esta aventura no es precisamente «Kansas»… ¿Te atreves?


JOSE ANTONIO CARAV@CA

(Introducción de mi libro DISTORSION Ovnis, apariciones marianas, bigfoots, hadas, fantasmas y extrañas criaturas ¿una teoría explicativa?)



Prohibido la reproducción total o parcial del material incluido en el presente blog sin previa autorización del autor. Propiedad de José Antonio Caravaca.

 

martes, 3 de noviembre de 2020

OVNIS: VISIONES IMPOSIBLES




Extrañas criaturas y entidades desconocidas siempre han estado presente en el folclore humano... En plena era de la bomba atómica, de las computadoras y los viajes espaciales, cuando lo sobrenatural apenas tenía hueco en nuestras vidas... aparecieron ellos... los ufonautas y los platillos volantes... como ecos perdidos de aquellos tiempos olvidados ... para recordarnos que aún hay cosas en la noche que desconocemos... Un misterio impenetrable que aún mantiene su velo de secreto...


JOSE ANTONIO CARAV@CA



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sábado, 3 de octubre de 2020

OVNIS ¿EL ULTIMO FOLCLORE DE LA HUMANIDAD?



Probablemente los testimonios sobre encuentros cercanos con ovnis recogidos a partir de la segunda mitad del siglo XX sean la última muestra de la existencia de un fenómeno ancestral relacionado con la aparición de extraños seres, entidades y criaturas. 

Con el paso de los años la revisión de estos relatos, los sitúan, aunque su contexto sea en plena era espacial y tecnológica, a la altura de las viejas crónicas recogidas al calor de una hoguera y envueltas en la bruma de la noche. Los ufonautas y sus tropelías comparten hálito de vida con hadas, duendes, ángeles, fantasmas y demás cohorte de vaporosos y tenebrosos seres que, se decía, habitaban hace siglos bosques, montañas y desiertos del mundo...

Los ufólogos han sido los últimos folcloristas que se han topado con personas, testigos en vida, de estas inexplicables irrupciones en nuestra realidad... 

A fin de cuentas, los últimos cronistas de unas manifestaciones que se mueven entre dos universos, el real y el mental...




JOSE ANTONIO CARAV@CA


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miércoles, 2 de septiembre de 2020

OVNIS: MAS ALLA DE LA FRONTERA DE LO PSIQUICO









La ufología tradicional creía que los eventos OVNIs eran causados por máquinas y seres procedentes de remotos mundos habitados que visitaban la Tierra en misión de exploración científica o de otra índole. Que tarde o temprano estos hechos serían de dominio público y que la sociedad mundial aceptaría la existencia de vida inteligente fuera de nuestro planeta sin mayor contratiempo. Pero llevamos más de 70 años sin que la situación haya experimentado ningún cambio. Es más, pudiera decirse que estamos estancados en un mismo punto dando vueltas sin parar. Y aunque el posible encubrimiento oficial, con todas sus artimañas, de estas experiencias hubieran derivado en una ralentización del conocimiento público, es obvio que existen muchos mas factores que han imposibilitado que el conocimiento de la realidad OVNI haya llegado a ser una realidad incuestionable para una generalidad de la opinión pública. Y es que el análisis de los encuentros cercanos demostró, casi desde un principio, que los incidentes OVNIs tienen una complejidad mucho mayor de lo que habíamos previsto. Ya que nuestros misteriosos visitantes no se comportaban como un fenómeno ordinario, previsible o encajable en nuestros parámetros científicos habituales. El estudio de los números incidentes OVNIs que se producían por todo el mundo demostró que los encuentros eran muy diferentes entre sí, y sobre todo, para mayor desconcierto de los investigadores, carecían de sentido común, aproximándose mas a experiencias vinculadas a trastornos mentales, que a posibles sucesos de visitas interestelares. Si el paradigma ufológico no hubiese tenido partes físicas y su repercusión no hubiera sido mundial, casi como una pandemia, es muy probable que, a día de hoy, casi nadie se acordaría de los platillos volantes. Sin embargo, parece claro que los OVNIs más allá de ser un evento real, obedece a un paradigma de orden cognitivo, donde parece demostrarse que lo observado está estrechamente con el observador. De tal manera, que, aunque estemos en presencia de un fenómeno "real", y a veces de carácter físico (con todo lo que esto conlleva asociado), la presencia de los testigos determina de manera contundente mucho del contenido de las experiencias, tanto en el aspecto estético como el narrativo. Como si los encuentros OVNIs fuesen complejas elaboraciones "psíquicas" elaboradas en conjunción con un agente externo desconocido, que se manifiesta en nuestro entorno cotidiano proyectando una escenografía aparentemente real. Como si los “sueños” pudieran salirse de sus estrictas barreras de la imaginería humana para manifestarse físicamente en nuestra realidad. Por lo que es oportuno preguntarse si los encuentros cercanos con OVNIs, y todas las experiencias más complejas y absurdas manifestadas por los OVNIs, a diferencia de los avistamientos lejanos, que mantienen cierta coherencia y estructura, se producen de otra forma o bajo otros parámetros distintos. Creo que los relatos de encuentros con entidades y seres asociados a los OVNIs, aunque pertenecen al mismo paradigma que la observación de objetos en la lejanía, se producen en un contexto diferente, mucho más íntimo y más abierto a una interpretación/creación subjetiva de lo observado. Como si la aproximación del fenómeno estuviera relacionada con determinados estados alterados de conciencia (que podría llegar a provocar el propio paradigma) para que estos eventos se trasladasen de nuestra realidad ordinaria a una frontera con otro universo o realidad ampliada donde quizás los fenómenos parafísicos y paranormales se entremezclan con los habituales de nuestra dimensión produciendo experiencias de alta extrañeza. Si esto es así, es muy posible que la obtención de evidencias empíricas sería mucho más complicado y difuso, ya que en este nuevo "escenario" no estaríamos bajo los parámetros habituales de nuestra realidad cotidiana, y todo sería radicalmente diferente. Incluso nuestra conciencia, aunque no fuéramos consciente de ello, estaría fuera de sus límites habituales y estaría en disposición de habilitar ciertas capacidades dormidas añadiendo nuevos aspectos a la experiencia. Pero la cosa seria incluso más compleja, ya que las experiencias observadas serían producto de una retroalimentación de información entre el testigo y el paradigma de tal manera, que cada individuo estaría reiniciando el concepto OVNI (visitación extraterrestre) en cada nuevo encuentro, ofreciendo variantes a cada uno de sus elementos, ya que su propia participación haría que el escenario OVNI (visual/narrativo) se recreara de forma "personalizada" en cada ocasión, teniendo en cuenta, el factor cultural y social de cada testigo que indudablemente aportaría elementos personales nunca antes registrados en otro incidente. Pero la pregunta clave para nuestro estudio sería la siguiente ¿la escenografía mostrada por los OVNIs es un concepto "cultural/social/ideológico" añadido al paradigma por la participación humana o realmente los artefactos y entidades observadas en los encuentros con platillos volantes son partes del propio fenómeno? Personalmente creo que lo que estamos estudiando es el resultado de una compleja conjunción psíquica entre nuestra realidad cotidiana y una realidad ampliada, que en ocasiones y por factores desconocidos, es capaz de manifestarse en nuestro universo utilizando para ello la psique humana. Y aunque estoy seguro que se trata de un paradigma de origen cognitivo, es muy probable que su desarrollo y ejecución no solo se limite al universo intangible de los pensamientos, sino que por el contrario es capaz de atravesar la barrera psíquica para mostrarse en nuestro entorno más cercano, incluso para manifestarse de una forma tangible y sólida. Y hay que tener en cuenta que estas manifestaciones son complejas "arquitecturas psíquicas" formadas y elaboradas a partir de la decodificación humana, que, por su participación no voluntaria, pero poderosamente inmersiva, ejerce una modificación/distorsión de lo observado, lo que evidentemente impide la correcta recepción del verdadero contenido del mensaje que nos está ofreciendo esta realidad cognitiva desconocida. Por lo que las entidades y artefactos observados en estas experiencias podrían ser solo un vehículo de expresión de un mensaje mucho más profundo y complejo que no llegamos a entender, y que se “disfraza” ante nuestra presencia imbuido por nuestra propia interferencia involuntaria e impredecible.





JOSE ANTONIO CARAV@CA


Prohibido la reproducción total o parcial del material incluido en el presente blog sin previa autorización del autor. Propiedad de José Antonio Caravaca.

domingo, 2 de agosto de 2020

CARAVACA Y LA TEORIA DE LA DISTORSION








El algecireño José Antonio Caravaca lleva desde su juventud investigando el fenómeno OVNI, con algunos casos en la provincia, y es una referencia nacional en el campo de la ufología. Nos vamos a centrar en esta entrega en uno de los nombres fundamentales de la ufología no solo gaditana, sino también española e incluso internacional: el algecireño José Antonio Caravaca, cuya Teoría de la Distorsión, detallada recientemente en el libro Distorsión. ¿Una teoría explicativa? (Guante Blanco, 2019), ha sobrepasado nuestras fronteras. Entusiasta del fenómeno OVNI desde siempre, ya en su juventud Caravaca leía todo lo que podía, recopilaba recortes de prensa, tomaba notas y fotocopiaba aquello que le parecía interesante. Hoy, 35 años después, es un investigador igual de entusiasta, pero sin que la pasión obnubile su capacidad crítica. De los innumerables casos relacionados con Cádiz que ha conocido a lo largo de su trayectoria, el que más le ha impactado nos traslada al 12 de marzo de 1981, cuando “Juan González Santos, trabajador del ayuntamiento de Algeciras, a plena luz del día se encontró con una extraña aeronave y sus tripulantes. Fue poco antes de llegar a la barriada de Pelayo, en la nacional 340 dirección a Cádiz sobre el mediodía. Según me relató el propio testigo, mientras conducía su vehículo observó, en el lado izquierdo de la carretera, detrás de una fila de eucaliptus, un raro resplandor. Una vez apeado de su furgoneta, Juan comprobó que se trataba de un artefacto de forma semicircular, metálico, con cinco ventanillas circulares y sustentando sobre tres ‘patas’ telescópicas. En el interior del objeto había varios seres de apariencia humana que llevaban trajes ajustados de color marrón y la cara cubierta con una especie de plástico transparente. Cuando Juan quiso aproximarse para verlo de cerca, desde el OVNI le lanzaron un rayo de luz que le dejó paralizado. Al poco tiempo, ‘aquello’ despegó y se perdió en la lejanía. Investigadores como Andrés Gómez Serrano y J. J. Benítez hallaron extrañas marcas en el terreno a las pocas semanas del incidente que confirmaban su testimonio”. En efecto, en nuestra provincia se han registrado numerosos sucesos relacionados con ovnis, y en un buen número de ellos, y si damos crédito a los testigos, sus tripulantes presentan distintos tipos de fisonomía. Así resume Caravaca esta variedad de extraterrestres: “Tenemos desde pequeñas entidades de apenas un metro y medio de altura y aspecto de mono, hasta humanoides de gran altura con escafandras como si fueran astronautas. También se ha informado de tripulantes de grandes cabezas, de apariencia humana, luminosos o semejantes al famoso muñeco de Michelin”. Su Teoría de la Distorsión explicaría por qué el fenómeno se percibe de una manera u otra según la persona que lo vea o incluso según el país o época de los que proceda el testigo: “Tras estudiar y analizar en profundidad el tema OVNI estoy convencido que estamos en presencia de un fenómeno desconcertante que es capaz de adaptarse a nuestras propias creencias, y que se despliega, en conjunción con la psique de los testigos, elaborando una compleja escenografía que no es totalmente ‘real’. Ten en cuenta que, desde tiempos inmemoriales, se registran crónicas y relatos de encuentros con seres, entidades y criaturas sobrenaturales, y creo que todo esto se trata de un mismo y único paradigma que va cambiando, mutando al mismo tiempo que evoluciona la humanidad, porque lo que vemos, sea lo que sea, está claramente influenciado por nuestro factor cultural”. A pesar de llevar años sumergido en el fenómeno OVNI, Caravaca no ha visto ninguna nave: “Esa es mi asignatura pendiente. He viajado por medio mundo tras la pista de los ovnis y jamás me he topado con ellos… He visto luces curiosas en el cielo, pero nunca he observado algo definitivamente extraño o desconocido. Como me dijo en una ocasión un buen amigo, y además testigo de un célebre episodio ufológico, Rafael Tobajas: “Los ovnis están para los que los encuentran y no para los que los buscan”.










PUBLICADO EN DIARIO DE CADIZ. ENTREVISTA REALIZADA POR JOSÉ MANUEL SERRANO CUETO

miércoles, 1 de julio de 2020

OVNIS COMO UN VIRUS "PSIQUICO"







Los ovnis, sobre todo en los encuentros cercanos, parecen ser, o se comportan, mejor dicho, como un sistema individual de expresión de una dimensión cognitiva desconocida con un amplio grado de contagio, como si se tratara de algún tipo de virus. Al menos, así se comportó durante su etapa de mayor apogeo en el siglo pasado afectando a determinadas y concretas personas y extendiéndose rápidamente por todo el mundo de manera inexplicable (ni la histeria colectiva, ni la sugestión, ni las alucinaciones colectivas puede explicar convenientemente este hecho). Aunque las apariciones de ovnis se registraron en muchas partes del mundo, al igual que ocurre con algunas patologías psicológicas que comparten puntos en común entre diferentes pacientes pero se desarrollan con detalles diferentes, la experiencias ovnis también se desarrollaron de forma personalizada (subjetiva) en cada individuo, como si se “adaptaran”, primeramente, al entorno del sujeto y después a sus propios factores sociales y culturales privativos, pero manteniendo una misma estructura interna basada en un mismo concepto. Si lo analizamos desde este punto de vista, los ovnis serían la manifestación de un fenómeno principalmente psíquico, aunque no por ello exento de repercusiones físicas sobre el medio y los testigos, que necesitaría de la interacción con los individuos para mostrarse en nuestro mundo. ¿Y cómo lo haría? A través de complejas “proyecciones” tridimensionales indistinguibles de la realidad que la rodea, haciendo creer en la existencia de una determinada creencia. De idéntica forma que a lo largo de la historia el ser humano ha hablado con otro tipo de entidades, seres, dioses y criaturas que han surgido de otros “mundos invisibles”.

Esto no quiere decir, ni limitar, que el medio de expresión de los ovnis sea exclusivamente en el reino “etéreo” de lo psíquico, o sea subjetivo e incuantificable, sino que, por el contrario, sería capaz en ocasiones de hacerse tangible en nuestro universo y provocar todo tipo de repercusiones físicas (sobre los testigos o el medio). Pero dejando claro que la interacción física del fenómeno sobre nuestra realidad estaría repleta de anomalías y matices como los que se observan en las experiencias ovnis, además de notables alteraciones espacio temporales.

Desde la perspectiva actual podemos mirar hacia atrás, comprobando que las manifestaciones de ovnis, al menos como se conoció y estudió en las décadas del siglo pasado, se comportó como algún tipo de contagio temporal, y abarcando a un nutrido grupo de personas, que experimentaron este tipo de vivencias. Lo curioso es que este fenómeno guarda similitudes con otro tipo de experiencias anómalas registradas en el pasado, en diferentes contextos y culturas, pero actualmente parecen hallarse bajo un prisma “tecnificado” en vez de un contexto netamente sobrenatural. Los ovnis nos hablan sobre la posible vida extraterrestre un tema más acorde con los tiempos coetáneos a la bomba atómica y los ordenadores, que a la visita de ángeles, duendes u otro tipo de criaturas fabulosas. Y es que este paradigma sea cual sea su origen y propósito, se retroalimenta con sus interacciones con los propios testigos, para manifestarse ante sus ojos. Estamos ante algún tipo de realidad cognitiva inteligente e inmersiva capaz de elevar nuestra comprensión del universo que nos rodea.





JOSE ANTONIO CARAV@CA

Prohibido la reproducción total o parcial del material incluido en el presente blog sin previa autorización del autor. Propiedad de José Antonio Caravaca.

viernes, 1 de mayo de 2020

DISTORSIÓN: UNA HIPÓTESIS ALTERNATIVA AL FENÓMENO OVNI








El libro “Distorsión: OVNIs, apariciones marianas, bigfoots, hadas, fantasmas y extrañas criaturas ¿Una teoría explicativa?” (Guante Blanco, 2019) de nuestro compañero José Antonio Caravaca, ha conseguido impactar a la comunidad ufológica internacional al plantear una hipótesis alternativa a la HPS y la HET para la casuística OVNI. Ganando apasionados defensores y detractores en todo el mundo, desde el mismo día de su publicación.
Caravaca no es un teórico. Lleva tres décadas haciendo trabajo de campo, y ha encuestado personalmente cientos de casos OVNI. Por lo tanto su experiencia directa con la esencia del fenómeno: el testimonio humano, es incuestionable. Pero además es poseedor de una cultura ufológica extraordinaria. Y ambos ingredientes han sido los componentes primigenios en los que ha germinado la llamada “Teoría de la Distorsión”.
 A lo largo de más de 630 páginas, Caravaca expone el absurdo OVNI, ilustrando sus ideas con casos investigados por él, alternándolos (pienso que esto es un error) con la casuística americana más conocida: Arnold, Socorro, los Hill, etc. Pero también incluye la casuística de otro tipo de anomalías, como las apariciones marianas, el bigfoot, las hadas, o los médiums, sugiriendo un único origen común para toda esa casuística que en tantas ocasiones parece onírica y “extraída del sistema de creencia de la mente del testigo” condicionado por lo que Caravaca denomina “el agente externo”. Un elemento exógeno al testigo que sería el origen último del fenómeno.
 La teoría de la distorsión tiene muchos elementos de la paraufología de Clark, Valleé o Keel –el mismo Caravaca asume y desarrolla esa influencia en su pensamiento-. De hecho la Distorsión ha recibido algunas críticas muy duras de colegas que la consideran un plagio de la paraufología tradicional. Sin embargo Caravaca va más allá que ningún autor anterior en su desarrollo. Y si Pablo Picaso dijo: “Los grandes artistas copian, los genios roban”, y David Bowie sentenció: “El único arte que estudiaré serán las cosas de las que pueda robar”, refiriéndose a que la genialidad es el arte de inspirarse en la obra de muchos predecesores, para crear algo nuevo y brillante, Caravaca hace evolucionar la paraufología no deteniéndose solo en reseñar los elementos supuestamente paranormales de la casuística OVNI, sino aventurándose a ofrecer una hipótesis explicativa. Identificando su “agente externo” con algunas teorías sociológicas, psicológicas y antropológicas actuales relacionadas con las mentes colmena, la resonancia mórfica o el inconsciente colectivo.
Según Caravaca, una de las aportaciones más innovadoras de la Distorsión es que es replicable y comprobable. Y pone diferentes ejemplos de casos encuestados recientemente, desde esta nueva perspectiva, en los que fue posible identificar el contenido mental previo que generó el “decorado” de la experiencia OVNI protagonizado por el testigo. Una idea apasionante porque el gran problema de las hipótesis ufológicas es que ninguna es falseable ni repetible. Aunque podrían existir, en mi opinión, otras explicaciones para esos contenidos mentales previos que después aparecen reflejados en el testimonio OVNI, como la fabulación o incluso el fraude. Pero esta es otra de las aportaciones de la obra de Caravaca: que abre nuevos debates y perspectivas para los investigadores OVNI. Un libro absolutamente recomendable.


                                                                         


Manuel Carballal

Publicado en EOC nº 89/90
(FOTO ROCIO JUAREZ)

miércoles, 1 de abril de 2020

OVNIS: UN PARADIGMA COGNITIVO EN CONSTANTE REINICIO







Si analizamos los encuentros cercanos con ovnis nos daremos cuenta que no se tratan de episodios sueltos de una misma y gran historia que intentamos reconstruir poco a poco. O sea, no estamos recopilando diferentes testimonios que describen los múltiples aterrizajes de una civilización extraterrestre llegada a nuestro planeta con fines científicos.

Si dejamos a un lado la fascinación y entusiasmo que produce el estudio de los ovnis, comprenderemos que estamos asistiendo a un continuo renacer (reinicio) de un mismo esqueleto ideográfico/arquetipo (la visitación extraterrestre) a la que cada testigo contribuye otorgando nuevos elementos narrativos y estéticos que son producto de su participación inconsciente en la elaboración de estas experiencias en conjunción con un agente externo. De otra manera no podría explicarse la gran mutabilidad del fenómeno y la incoherencia de muchas de sus acciones. Y en todos estos años de estudio los ocupantes de los ovnis no han dado ni un paso al frente, ni para mostrarse públicamente, ni para informar a los testigos de sus verdaderos propósitos o para entregar ninguna prueba de su presencia en la Tierra. El paradigma es tan escurridizo y volátil, pese a sus múltiples manifestaciones, que parece orquestarse en una realidad diferente a la nuestra de la que es imposible obtener ningún tipo de prueba. Por tanto, debemos entender que los OVNIs operan fueran de nuestro marco habitual de referencia espacio temporal.

Pero si por el contrario, estamos expuestos ante un continuo, infinito y desconcertante proceso psíquico creativo desconocido, que actúa como una especie de bucle, es muy posible que podamos entender por qué el paradigma se ha comportado de la forma que lo ha hecho. Ya que asistimos en cada encuentro cercano a un nuevo reinicio de los incidentes OVNIs. Como si cada historia pudiera desarrollarse de forma libre y sin control, sin que exista nada prefijado por parte del paradigma antes de iniciarse la experiencia. Lo que nos ofrece múltiples incidentes caóticos, absurdos y mostrando infinitas variantes, tan numerosas, como testigos han participado en su elaboración. Ya que la participación humana hace que las experiencias OVNIs contengan múltiples componentes culturales de nuestra sociedad insertados en su escenografía, tanto en lo estético como en el narrativo. Por lo que las entidades y criaturas asociadas al fenómeno OVNI solo serían, en cierto modo, creaciones “psíquicas” que se comportarían, aunque no lo fueran, como seres “vivos” e “independientes”. Pero sus acciones y comunicaciones estarían muy influenciados por la participación de los testigos. Pero no estamos circunscribiendo todo el asunto OVNI a un efímero universo mental, el paradigma OVNI es capaz de manifestarse en nuestro entorno como si realmente estuviera allí presente. Como si aparentemente fuera un fenómeno ordinario (con todo lo que ello implica, desde poder ser observado por mas personas hasta dejar huellas físicas o dañar a los testigos).

Pero si aceptamos que estamos ante un fenómeno cognitivo que se expresa a partir de su implicación individual con los testigos, entenderemos por qué existe tan poca continuidad narrativa y estética de un incidente a otro. Ya que la continuidad y la homogeneidad no son componentes de la naturaleza intrínseca del fenómeno OVNI. O sea el paradigma no tiene ni una especifica forma ni un procedimiento de actuar premeditado. Todo surge en el mismo momento del contacto entre el agente externo y la psique de los testigos. Por lo tanto, no existe ni el antes ni el después de un encuentro OVNI. Nada permanece más allá del tiempo de duración de una experiencia, de la misma manera que los personajes de un sueño no continúan su vida una vez que hemos despertado.
Hasta el momento, solo hemos estado observando la modificación de un mismo concepto (la visitación extraterrestre) en infinitas ocasiones.
Es como si hubiéramos estado expuesto a un fenómeno mayoritariamente psíquico y en menor medida físico, que partiendo de un esqueleto básico (ideogramas), nos ha permitido a los testigos (aunque sea de forma involuntaria) modificar su forma de manifestarse y actuar (expresarse) en nuestro medio. Y es por eso que determinados y específicos testigos han conseguido interactuar en mayor grado con el paradigma y ofrecer experiencias más complejas, laboriosas, fantásticas y detalladas que otros individuos. Solo entendiendo que estamos ante experiencias de carácter y significación individual, aunque afecte a individuos de medio mundo, comenzaremos a salir del bucle.
Y es muy probable que el verdadero objetivo de estas manifestaciones este completamente alejado de las pretensiones y planteamientos expuestos hasta el momento por la mayoría de estudiosos. Ya que hemos confundido el medio de expresión del paradigma, con el fondo del problema. Los ovnis y sus ocupantes probablemente sean solo “vehículos” para una mejor comprensión de una realidad cognitiva ampliada que hasta el momento no sabemos interpretar ni decodificar convenientemente.
 
 
 
 
  
 
 
JOSE ANTONIO CARAV@CA
Prohibido la reproducción total o parcial del material incluido en el presente blog sin previa autorización del autor. Propiedad de José Antonio Caravaca.

domingo, 1 de marzo de 2020

ENCUENTROS CERCANOS CON OVNIS O «PUENTES CUANTICOS» CON UNA REALIDAD AMPLIADA?


 



 
 
 
Es muy factible que las experiencias anómalas que hemos registrado a lo largo de la historia con diferentes nombres son, en realidad, "puentes cuánticos" entre dos realidades aparentemente antagónicas la física (material) y la cognitiva (mental). Y es que existe un vasto universo que desafía nuestras leyes elementales y que puede contener muchas repuestas vitales sobre nuestra existencia (¿una suerte de manual de instrucciones?), aunque no podamos percibirlo en nuestro estado ordinario de conciencia. Un agente externo que habita en esta realidad ampliada, emerge de vez en cuando a nuestro encuentro, nos da la “mano” y consigue la yuxtaposición de ambas realidades, en lo que se erige como una construcción psíquica momentánea de amplias ramificaciones de representatividad anómala: visiones marianas, criptozoológicas, fantasmas, ovnis, etc. Los engranajes internos de esta unión, que presenta como un “escenario” indistinguible de nuestra realidad, están compuestos por trozos de ambos universos. Esta superposición conjuga y mezcla la realidad e imaginería, lo inaprensible y lo tangible, lo quimérico y lo material. Configurando unas construcciones psíquicas que eligen aleatoriamente y de forma creativa componentes de la mitología, el folclore, los arquetipos y la cultura humana. Y todo, porque la psique humana no puede evitar que su propio conocimiento inconsciente este presente en estos contactos “extradimensionales”.
 
De alguna manera las creencias y el estado mental de los testigos influyen para que este agente externo pueda establecer este “puente” de comunicación. Aunque hasta el momento, solo llegamos a cruzar hasta la mitad de esta construcción, ya que nuestra propia psique, con toda su voluminosa información almacenada, interfiere, como decimos, en la percepción, interpretación y traducción de esta realidad mediante un complejo proceso de retroalimentación psíquico. El acceso a este nuevo estadio de cognición es altamente maleable y la propia esencia de este universo es tan volátil y flexible, que edifica “diferentes capas” que son muy complejas de atravesar, y que, en definitivamente, nos impide apreciar la verdadera naturaleza de estas experiencias. Quizás estamos frente a un simple problema de comprensión, de decodificación, que nos imposibilita acceder a esta realidad ampliada. Nuestros sentidos provocan una interferencia insalvable. Nos impiden la lectura definitiva del manual de funcionamiento del universo. Y es que, no podemos obviar, que esta realidad es permeable a nuestra interacción de una forma que ni siquiera podemos imaginar. Pero, ¿por qué han disminuido tan drásticamente estos contactos? Posiblemente, el paso del tiempo, la tecnología, la sociedad de irrefrenable consumo, nos ha alejado de los aspectos vitales y esenciales del ser humano, que, al fin y al cabo, serían los que permitirían esta conexión con el universo. El propósito es tan sencillo como primordial. La reconexión de la mente con su estado vital. La verdadera comprensión del yo y su posición en el universo. En definitiva, liberar nuestra conciencia de su encierro.







JOSE ANTONIO CARAV@CA
 

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sábado, 8 de febrero de 2020

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sábado, 1 de febrero de 2020

LOS TESTIGOS OVNIS: CLAVE PARA ENTENDER EL ENIGMA









Si dejamos al margen la procedencia y motivación de los ovnis, tenemos claro que estamos enfrentados a un fenómeno que produce una notable y evidente perturbación psíquica en los testigos. Que las observaciones sean tan diferentes unas de otras, y que las narrativas de los encuentros cercanos con ovnis contengan tantos factores culturales humanos indican que la decodificación de las experiencias, al margen de su supuesto origen, es tamizada indiscutiblemente por la psique humana antes de su observación. Ignorar la participación e implicación de los testigos en el desarrollo de los sucesos ovnis, es desechar una de las piezas claves para comprender el proceso de cómo puede llegar a producirse este paradigma. Además, que muchos individuos antes y después de sus experiencias experimenten sucesos de índole paranormal, como fenómenos poltergeist o sueños premonitorios, inciden en la importancia de la implicación psíquica de los testigos.
Y por otro lado, es interesante señalar que ninguna de las narrativas ofrecidas por los testigos ofrece material visual totalmente desconocido para los seres humanos, desde escalerillas, escafandras, pantallas, botones, cinturones, emblemas, guantes. De la misma manera las acciones, conversaciones y comportamientos de los pretendidos visitantes extraterrestres obedecen fielmente a extrapolaciones de aspectos humanos a un contexto de visitación alienígena, desde las múltiples tareas de reparación observadas, hasta la recogida de muestras del terreno con maneras y utensilios perfectamente reconocibles, por no hablar de los múltiples diálogos absurdos.
¿Qué estoy intentando decir con todo esto? Sencillo. A estas alturas de la investigación ovni, comprendemos que las experiencias que hemos estado recopilando no son el resultado de la simple y aséptica observación de un evento ajeno al testigo. Todo indica de manera abrumadora que lo observado está íntimamente relacionado con el observador. Por tanto el estudio pormenorizado de la literatura ovni nos evidencia que los relatos muestran una interacción directa entre los testigos y el fenómeno. De otra manera no podríamos entender la enorme mutabilidad del paradigma que ha eludido durante años cualquier tipo de clasificación o análisis, precisamente porque parece reaccionar de manera distinta ante cada testigo. Llegados a este punto, es muy factible que los encuentros cercanos con ovnis son enormes y complejas elaboraciones psíquicas de origen desconocido, que pueden contener materia y ser indistinguible de la realidad que la rodea, y que son proyectadas ante el testigo (no como una simple alucinación) para hacerle creer en una supuesta realidad sobrenatural (la vida extraterrestre) de la que el mismo es participe aportando el factor socio/cultural . Solo entendiendo que estamos enfrentados a un paradigma cognitivo de acción global, pero de significación y de expresión individual empezaremos a profundizar hacia el núcleo del misterio.








JOSE ANTONIO CARAV@CA


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miércoles, 1 de enero de 2020

LA INESCRUTABILIDAD DEL FENOMENO OVNI: EL ENGAÑO ENCUBIERTO




 
 


 

¿Qué son los OVNIS? ¿son artefactos físicos pilotados por seres, entidades o criaturas procedentes del espacio exterior? o ¿se trata por el contrario de un fenómeno cognitivo desconocido vinculado a la psique de los testigos?

Es interesante señalar que, sea o no cierto este segundo planteamiento, que causa pánico entre los entusiastas en los platillos voladores de tuercas y tornillos, el simple hecho de que la propia casuística nos haga replantearnos de tal manera la naturaleza de los OVNIS, indica claramente que estamos enfrentados a un paradigma mucho más complejo y difuso de lo que intuíamos en un inicio. ¿Como es posible que el estudio de los encuentros cercanos con OVNIS haya motivado mas de 300 hipótesis diferentes para explicar su origen y propósito? ¿qué nos dice esta confusión intelectual? ¿podría una civilización extraterrestre provocar tal caos en su manifestación ante los seres humanos y llevarnos a plantear tantas posibles respuestas?

Y es que, por ejemplo, en las mismas décadas de intensa actividad OVNI, también se produjeron, de forma paralela, centenares de encuentros con criaturas y seres desconocidos que vinculamos al paradigma ufológico simplemente porque los OVNIS eran protagonistas en los medios de comunicación, pero estas apariciones eran sumamente desconcertantes, tanto, o mas que los OVNIS, y no estaban asociadas a la visión de objetos voladores desconocidos ¿de qué se trataba?

Hay que tener claro, para no llegar a equívocos, que para defender la hipótesis extraterrestre debemos pasar por alto la mayoría de los encuentros con OVNIS y sus ocupantes. Debemos centrarnos exclusivamente en los avistamientos lejanos y en los ecos de radar y poco mas.

En cuanto accedemos a un amplio grupo de incidentes OVNIS de alta extrañeza, nuestras dudas se disparan de una forma alarmante. De tal manera, que hasta estudiosos como el Dr. Hynek no tuvieron mas remedio que admitir que el paradigma OVNI poco o nada tenía que ver con visitantes extraterrestres.  Y llegó a esta conclusión de una manera muy simple. Hynek profundizo en el análisis de los casos. Pero los entusiastas en los platillos voladores se defienden de estos heterodoxos planteamientos con argumentos alejados de lo que nos ofrece el verdadero estudio de los OVNIS. Muchos investigadores aseguran que el comportamiento de una civilización extraterrestre que nos llevara miles de años de evolución tecnológica seria incomprensible para la sociedad humana, incluso para nuestros científicos mas cualificados. Pero lo que estos supuestos especialistas olvidan o ignoran de forma premeditada, es que el contenido de la literatura OVNI es perfectamente entendible para nosotros, sin ningún problema, ni sesgo evolutivo. Lo que ocurre es que los incidentes no encajan en ningún lado, que es otra cosa muy diferente. Me explico.

¿Usted entiende que una extraña entidad descienda de un OVNI y golpee violentamente a un testigo? ¿Que un ocupante OVNI le diga a una persona que se va a producir un futuro cataclismo que no se cumple? o ¿que simplemente le pregunte donde ha aterrizado con su nave, o la hora del día que es? ¿es difícil de entender que varios pequeños humanoides salten desde el interior de un OVNI para darle una bofetada a un joven pastor? o ¿qué varios ocupantes de un OVNI se dediquen a tareas de reparación de su aeronave como si fueran mecánicos? ¿qué decenas de ocupantes desciendan de un enorme OVNI para inspeccionar un simple pozo en mitad el campo? o ¿para para recoger muestras de terreno que introducen en bolsas? ¿usted entiende todo esto? ¿le parece un comportamiento inescrutable? ¿complejo de entender? ¿Dónde está la parte incomprensible de todos estos casos? ¿dónde se atisba el comportamiento inconmensurable de una supercivilización alienígena? ¿en la bofetada que le dan a un testigo?, ¿en que utilicen herramientas como las nuestras para reparar su nave? ¿que arranquen plantas con sus propias manos? o ¿qué te pidan un poco de agua?

Por tanto, ha sido un gran engaño encubierto, defendido por multitud de investigadores, asegurar que los comportamientos de los ocupantes OVNIS, y en general todo lo relacionado con el fenómeno ovni, es incognoscible para nosotros, pobres mortales. Que nuestros visitantes nos llevan siglos de adelanto. Pero en realidad, el fenómeno resulta incompresible simplemente por una razón muy obvia, porque los casos son caóticos (sin ningún tipo de orden), ridículos y absurdos. Además, las narrativas (descripciones y contenido de los incidentes) se reinician en cada caso ofreciendo infinitas variantes de lo que puede ser una visita alienígena, pero siempre, y esto es lo mas importante de nuestro punto de vista, orbitando sobre conceptos humanos (exploración, avería, agresión, etc). No hay nada mas. Ni comportamientos inconmensurables, ni grandes incógnitas sin solución.  Han existido tantos aparentes elementos y acciones desconcertantes en esta ecuación como testigos han participado en la manifestación del fenómeno OVNI. Y es que cada individuo que ha participado en la conformación de este gigantesco paradigma ha ido añadiendo, en conjunción con un agente externo desconocido (que es el verdadero catalizador de las experiencias), multitud de detalles completamente subjetivizados y teatralizados (como ocurre en los sueños), y que, obviamente, no podemos encontrar repetidos en otros incidentes. Por lo que intentar unir en un gigantesco puzle todas estas piezas moldeadas de forma individual por cada testigo es casi imposible. Ya que cada individuo ha interpretado y desarrollado el concepto de la visitación alienígena de una forma muy particular y libre, adornándolo con factores socioculturales propios o de su entorno mas cercano.

Ha sido una utopía intelectual pensar o sospechar que los incidentes OVNIS eran grandes interrogantes para el intelecto humano. Los casos los entiende cualquiera, o sea, son relatos carentes de lógica, y que a lo que más se parece (aunque no lo sean) es a los delirios, los sueños o las alucinaciones (o sea narraciones caóticas, fantásticas y con cierto aire de absurdez). Y es por eso mismo que son esencialmente incompresibles desde nuestro punto de vista, ya que los queremos asociar al comportamiento de un fenómeno presuntamente orquestado por inteligentes astronautas extraterrestres y nada que lo que hemos registrado se ajustaba a esta premisa. Así de simple. Dejemos de engañarnos con falsos planteamientos que no se basan en la materia que estudiamos. Si dejamos de intentar ver lo que no son, veremos el verdadero fondo de las experiencias OVNIS. Su esencia.

Por tanto, si recapacitamos sobre la segunda posibilidad que establecíamos al principio de este texto, no parece tan descabellado pensar que este tipo de manifestaciones estén relacionadas con la psique humana y que, de alguna manera, un agente externo indeterminado está interrelacionando con nosotros para construir y escenificar unas fabulosas experiencias que tienen muchas semejanzas con procesos humanos conocidos como los procesos oníricos (aunque se trate de otra cosa diferente). Por tanto, la naturaleza parafísica del fenómeno OVNI (o sea la conjunción entre lo físico y lo psíquico descrito en infinidad de sucesos), podría estar determinada por la acción de la psique humana sobre un paradigma cognitivo, inducido por un agente externo, que se produce fuera de los márgenes de nuestra realidad cotidiana, y construye una nueva realidad sobrenatural ante nuestros ojos basada, sobre todo, en aspectos socioculturales. Pero en últimas instancias, al margen de su indudable realidad (aunque con matices) estas experiencias se están forjando sobre un nuevo marco espacio/temporal/cognitivo donde la presencia e interacción del testigo es fundamental para interpretar o decodificar el resultado final.

 




 




JOSE ANTONIO CARAV@CA

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