miércoles, 1 de julio de 2020

OVNIS COMO UN VIRUS "PSIQUICO"







Los ovnis, sobre todo en los encuentros cercanos, parecen ser, o se comportan, mejor dicho, como un sistema individual de expresión de una dimensión cognitiva desconocida con un amplio grado de contagio, como si se tratara de algún tipo de virus. Al menos, así se comportó durante su etapa de mayor apogeo en el siglo pasado afectando a determinadas y concretas personas y extendiéndose rápidamente por todo el mundo de manera inexplicable (ni la histeria colectiva, ni la sugestión, ni las alucinaciones colectivas puede explicar convenientemente este hecho). Aunque las apariciones de ovnis se registraron en muchas partes del mundo, al igual que ocurre con algunas patologías psicológicas que comparten puntos en común entre diferentes pacientes pero se desarrollan con detalles diferentes, la experiencias ovnis también se desarrollaron de forma personalizada (subjetiva) en cada individuo, como si se “adaptaran”, primeramente, al entorno del sujeto y después a sus propios factores sociales y culturales privativos, pero manteniendo una misma estructura interna basada en un mismo concepto. Si lo analizamos desde este punto de vista, los ovnis serían la manifestación de un fenómeno principalmente psíquico, aunque no por ello exento de repercusiones físicas sobre el medio y los testigos, que necesitaría de la interacción con los individuos para mostrarse en nuestro mundo. ¿Y cómo lo haría? A través de complejas “proyecciones” tridimensionales indistinguibles de la realidad que la rodea, haciendo creer en la existencia de una determinada creencia. De idéntica forma que a lo largo de la historia el ser humano ha hablado con otro tipo de entidades, seres, dioses y criaturas que han surgido de otros “mundos invisibles”.

Esto no quiere decir, ni limitar, que el medio de expresión de los ovnis sea exclusivamente en el reino “etéreo” de lo psíquico, o sea subjetivo e incuantificable, sino que, por el contrario, sería capaz en ocasiones de hacerse tangible en nuestro universo y provocar todo tipo de repercusiones físicas (sobre los testigos o el medio). Pero dejando claro que la interacción física del fenómeno sobre nuestra realidad estaría repleta de anomalías y matices como los que se observan en las experiencias ovnis, además de notables alteraciones espacio temporales.

Desde la perspectiva actual podemos mirar hacia atrás, comprobando que las manifestaciones de ovnis, al menos como se conoció y estudió en las décadas del siglo pasado, se comportó como algún tipo de contagio temporal, y abarcando a un nutrido grupo de personas, que experimentaron este tipo de vivencias. Lo curioso es que este fenómeno guarda similitudes con otro tipo de experiencias anómalas registradas en el pasado, en diferentes contextos y culturas, pero actualmente parecen hallarse bajo un prisma “tecnificado” en vez de un contexto netamente sobrenatural. Los ovnis nos hablan sobre la posible vida extraterrestre un tema más acorde con los tiempos coetáneos a la bomba atómica y los ordenadores, que a la visita de ángeles, duendes u otro tipo de criaturas fabulosas. Y es que este paradigma sea cual sea su origen y propósito, se retroalimenta con sus interacciones con los propios testigos, para manifestarse ante sus ojos. Estamos ante algún tipo de realidad cognitiva inteligente e inmersiva capaz de elevar nuestra comprensión del universo que nos rodea.





JOSE ANTONIO CARAV@CA

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