Mis estudios
sobre los encuentros cercanos con ovnis han señalado que tanto la estética como
la narrativa de dichos episodios están muy relacionados con el inconsciente de
los testigos. Aunque la conclusión a la que he llegado es que más que
pertenecer a un colectivo de creencias representadas a través de un único símbolo,
el famoso mandala propuesto por Carl Jung, los ovnis y sus ocupantes parecen
erigirse principalmente bajo la información psíquica perteneciente a un solo
individuo (el testigo).
Pero ¿qué
significa esto? Por lo pronto que, por un lado, el fenómeno ovni se construye
bajo patrones socioculturales muy específicos y por otro lado, que estos
recursos son aportados, aunque de manera involuntaria, directamente por los
testigos cuando están presenciando estas manifestaciones. Como si la
decodificación del paradigma ufológico pasara bajo los particulares filtros de
cada individuo que experimenta estos encuentros sin tener en cuenta los
incidentes precedentes. Y aunque está claro que estamos enfrentados a
experiencias globales, por el contrario, su desarrollo y composición es
netamente personal, por lo que resulta muy complejo la unificación de criterios
(a nivel de casos) más allá de poder registrar y anotar las características del
modus operandi de estas irrupciones anómalas. Y es que, a mi entender, lo
fundamental para empezar a comprender el enigma ovni, seria descifrar y
comprender por qué los testigos ven lo que ven, y por qué lo perciben de esa determinada
manera.
¿Y dónde nos
lleva esto? A que, probablemente el fenómeno ovni no se está expresando bajo
una única imagen o un único mensaje, sino que deja que cada testigo lo adorne o
revista bajo un especifico aspecto que juega con el amplio estereotipo cultural
de la visitación extraterrestre. Pero siempre desde el punto de vista humano.
Si los platillos volantes fueran el mensaje del inconsciente colectivo, mediante la efigie mítica del mandala propuesto por Jung, la imagen transmitida por el fenómeno ovni sería mucho más uniforme y hasta cierto punto estática, sin embargo, la casuística ufológica nos indica todo lo contrario. El círculo no es el símbolo primordial ni universal de los ovnis. Ni mucho menos. Cada individuo parece acceder a una aparente misma "señal", pero bajo sus patrones socioculturales la decodifica de una determinada manera anulando por completo el supuesto propósito (si es que existe) del emisor, al menos en cuanto a su apariencia.
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