martes, 3 de marzo de 2015

LOS HUMANOIDES ARMADOS DE VOGHENZA


 







La teoría de la Distorsión sugiere que la mayoría del material contenido en una experiencia de encuentro cercano con OVNIs (tipología de humanoides y características de los platillos voladores) es suministrado por el inconsciente individual del testigo en comunicación y sintonía con un agente externo desconocido. Además de esto, el incidente puede tener elementos propios del inconsciente colectivo y sus arquetipos.

 La participación de un agente externo independiente, se confirma por la irrupción de ciertos aspectos en las experiencias que suelen ser comunes en centenares de incidentes. Por ejemplo, que los humanoides disparen flashes de luz a los testigos, independientemente de su aspecto, altos, bajos, humanos, monstruosos, etc. Además la existencia de huellas físicas en el terreno o sobre el testigo, indica que el operador ignoto es capaz de otorgar “materia efímera” a una vivencia, que en su funcionamiento y puesta en acción es más propia de las experiencias oníricas que de la realidad.
Emulando a un director de cine, el agente externo consigue mantener un guión “homogéneo” y hasta cierto punto coherente (con la lógica propia del mundo de los sueños) con la escena que se quiere representar, en el caso que nos ocupa, la visitación extraterrestre, “eliminando” y “censurando” todo material inconsciente que pueda entorpecer o desviar los objetivos básicos de la experiencia. El agente externo solo utiliza los elementos inconscientes más útiles del testigo para conformar su representación “teatral”: la forma del “platillo volador”, la vestimenta de los humanoides, su aspecto físico, su altura, etc. Y dependiendo de la capacidad imaginativa del testigo (Creatividad Onírica) y sus recursos inconscientes (literatura, cultura, cómics, cine, etc...) la experiencia contendrá mayor o menor cantidad de detalles. 
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Un extraño objeto aterrizó en Voghenza




En el siguiente caso que vamos a exponer ocurrido en Italia en 1951, pero divulgado en el año 1978, comprobaremos como muchas de las características observadas en los humanoides fueron plasmadas en la portada de una revista de ciencia ficción estadounidense publicada en 1957. Sin tener, aparentemente, conexión un incidente con otro, las semejanzas son notables, lo que explicaría que en la imaginación colectiva estarían contenidos todos los “ingredientes” de ciencia ficción necesarios para que brotaran este tipo de encuentros. En Voghenza (Voghiera, Ferrara) el 14 de agosto de 1951, sobre las 13:00 horas, H. B. agricultor y albañil de 57 años, realizaba un trabajo de mantenimiento en el cementerio local cuando sintió una intensa ola de calor en su espalda a la vez que escuchaba un extraño ruido. Al darse la vuelta observó una enorme mancha que caía del cielo. Se trataba de un objeto metálico resplandeciente de unos 6 metros de diámetro. El artefacto tenía forma alargada, en la parte superior tenía una cúpula con varias aletas verticales, donde había varias ventanas redondas de color azul. En su centro una especie de anillo que giraba con la cúpula. La parte inferior tenía la forma aproximada de un embudo y estaba inmóvil. A poca velocidad, el artefacto aterrizó a unos 50 metros del testigo, apoyado en 3 patas telescópicas que surgieron de la base del objeto. En ese momento se abrieron dos puertas laterales y salieron dos escaleras. Inmediatamente desembarcaron 6 humanoides de 1,20 metros de altura.


Los enigmáticos tripulantes del artefacto iban armados.(Cortesía Moreno Tambellini)


Vestían brillantes trajes blancos de una sola pieza, con unas botas que les llegaban hasta las rodillas. En la cintura portaban un cinturón con unas “lentes alargadas” de color verde. En la cabeza llevaban un casco de material transparente del que sobresalían tres antenas finas, dos a cada lado y una en el centro. Sobre la espalda tenían un depósito del que surgía un tubo que se unía al casco por debajo de la barbilla. Los brazos de los humanoides eran muy largos en relación al cuerpo. Llevaban un objeto alargado en las manos que parecía algún tipo de arma parecida a una escopeta. Cuando se aproximaron al testigo, hasta unos 5 metros de distancia, este pudo observar mas detalles del rostro de los seres. Sus rasgos faciales eran de aspecto simiescos, la cabeza alargada, tenían los pómulos salientes, los ojos redondos y azules, su piel era blanca, y el que parecía “jefe” del grupo llevaba una barba de color roja.


Es interesante resaltar los evidentes paralelismos existentes entre el supuesto extraterrestre y el dibujo efectuado para un relato de ciencia ficción... ¿Pueden existir este tipo de casualidades? ¿o realmente los encuentros cercanos, pese a su naturaleza anómala, contiene un trascendental y desconocido componente mental que no sabemos cuantificar?

El resto de la cabeza estaba cubierta por un material ajustado de color oscuro. Uno de los humanoides apuntó su “arma” contra el testigo y disparó una especie de “flash” luminoso. H.B. tenía tanto miedo que no intento huir, aunque el “disparo” no le causo ningún daño aparente. En ese momento el “jefe” le hizo un gesto amigable con la mano, el testigo le devolvió el saludo, y el humanoide asintió con la cabeza. De repente, todos los humanoides retornaron a la aeronave. Una llama de color rosa surgió del embudo inferior, el objeto se elevó verticalmente a gran velocidad, y en 2 segundos estaba fuera de la vista. Un trabajador del cementerio, observó el vuelo de una luz cegadora. Sobre el terreno quedaron marcas del aterrizaje, un círculo de hierba quemada y suelo desprovisto de vegetación de unos 7 m de diámetro.
JOSE ANTONIO CARAV@CA


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