Indudablemente
muchos investigadores desearían una casuística OVNI uniforme y repleta de
sucesos como el protagonizado por el agente de policía Lonnie Zamora en 1964,
donde se pudieron recoger muestras sobre el terreno y el sosegado
comportamiento de los humanoides estaba perfectamente enmarcado en lo que se
prevé de un ocasional visitante espacial. Sin embargo, la realidad que atiborra
los archivos de los ufólogos es una autentica bofetada al sentido común. Un
ingente material inclasificable, donde abunda la diversidad, casi infinita, de
casi todos los aspectos que suelen presentar un incidente OVNI (forma de la
nave, aspecto y características de los humanoides, etc). Por no citar que los
comportamientos de los presuntos extraterrestres que oscilan normalmente entre
el ridículo, el absurdo y la incredulidad para quienes los observan. Tan pronto
se les ve cocinar tortitas en el interior de su nave (Joe Simonton. 1961), como
comunican unas funestas profecías (Gary Wilcox. 1964), o se las ingenian para
robar las medias a una asustadiza mujer (Rossa Lotti. 1954). Y la pregunta que
surge es simple ¿podemos encajar todas estas piezas en la hipótesis extraterrestre?.
Evidentemente, es imposible. Pese a
esto, la mayoría de los ufólogos han pasado por alto, cuando no soslayado de
forma canallesca estos sustanciales aspectos del fenómeno OVNI para no
comprometer sus inamovibles ideas sobre visitantes alienígenas. Pero ocultar
estos eventos para no menoscabar sus propias tesis no es una buena metodología
para llegar al fondo de la cuestión ¿Qué esconde las manifestaciones de los
OVNIs?. Como dijo el sobresaliente investigador francés Pierre Guerin “En la ovnilogía se viola cualquiera ley
inmediatamente con los avistamientos posteriores”, ya que cualquier tipo de
clasificación, tesis o estadística queda desautorizada con el acopio de
información y la comparación con otros episodios OVNIs…
EL INCIERTO ORIGEN DE LOS OVNIS…
Aun más
irritante que la inclusión de detalles y aspectos desconcertantes en las
experiencias de encuentros cercanos con OVNIs, es el hecho de que muchos de
estos casos tienden puentes con otros paradigmas que han perturbado al ser
humano a lo largo de los años. La vinculación de los OVNIs, por ejemplo, con
fenómenos criptozoológicos o marianos, elevan aun más las incertidumbres sobre
la verdadera naturaleza e intenciones de los No Identificados. Pero más allá de
estas analogías, lo que evidencian estos “puentes” es que los enigmas que hemos
estado estudiando por separado, seguramente tenga un origen común. Y este no es
otro que la propia mente humana, que influenciada y manipulada por un “agente
externo desconocido” ha plasmado, en unas complejas proyecciones
tridimensionales, unas experiencias basadas en conceptos perfectamente
reconocibles por nuestra especie, las visitas extraterrestres, los seres
elementales, las apariciones marianas, los fantasmas, o, los animales
desconocidos. Este “operador ignoto” que es capaz de “bucear” en nuestro
inconsciente, se nutre de las creencias, la literatura, el cine, la cultura
popular, los comics, etc. para obtener el “material psíquico” con el que
elaborar sus representaciones cuyo primer objetivo es engañar al observador. Y
es por ello que cada caso OVNI contiene características únicas y exclusivas, en
el aspecto o comportamiento de los humanoides, por ejemplo, que no volveremos a
encontrar en otro episodio OVNI. Ya que este material es proporcionado por el
testigo antes de comenzar la vivencia. Pero, hay que anotar, que todo este
“circo” para los sentidos se realiza de forma distorsionada para que el observador
nunca pueda identificar ninguno de los elementos expuestos en la experiencia
como propios.
La Sra. Hingley protagonista de una alucinante experiencia. |
La siguiente experiencia
es un clarísimo ejemplo de los conceptos que estamos exponiendo, pues en un
mismo evento, encontramos comportamientos absurdos, extraterrestres con aspecto
de hadas, y detalles irrepetibles:
El 4 de
enero de 1979, en Rowley Regis, cerca de Birmingham en West Midlands (Gran
Bretaña), la Sra. Jean Hingley se despedía de su marido, que marchaba al
trabajo, sobre las 6:00 horas de la mañana, sin prever la extraordinaria
experiencia que le aguardaba. Desde la ventana de la cocina observó una extraña
esfera de color naranja brillante que se materializó por encima de su garaje.
En esos instantes la Sra. Hingley, que se hallaba en la cocina perdió el
conocimiento levemente, y tras recuperarlo, se percató que tres pequeñas
criaturas, como hadas, entraban en su casa flotando en el aire, emitiendo un
zumbido parecido a un "Zee Zee Zee". Se trataba de unos seres alados,
envueltos en un halo luminoso, ataviados con una túnica plateada, con 6
botones, de 1´10 metros de altura, provistos de cascos trasparentes, parecidos
a una pecera, con una luz en su parte superior. Según la testigo las alas eran
traslucidas, como de papel, cubiertas de infinidad de puntos brillantes (como
el código Braille) y muy parecidas a las de una mariposa. Sus caras eran de una
tonalidad blanca, con grandes ojos extremadamente oscuros y pequeñas bocas en
forma de ranura, sin nariz u otros rasgos reconocibles. La Sra. Hingley dijo
que sus rostros parecían los de un difunto, inexpresivos en todo momento. No
tenían ni manos ni pies, y sus piernas estaban rígidas.
Los enigmáticos humanoides que visitaron a la Sra. Hingley tenían características mas propias de los seres elementales que de visitantes del espacio exterior... |
Las tres
criaturas estaban volando agitadamente alrededor del árbol de navidad del salón
que parecía fascinarles. Según la testigo, sus alas no se batían como las de
las aves, más bien parecían de “adorno”, aunque en algunas ocasiones se
plegaban como un acordeón. En esos momentos la Sra. Hingley escuchó varias
voces masculinas graves que, de forma coral, dijeron: "¿Bien bien?".
Tras pedirle que se detuvieran, las entidades se comportaron como niños
agitados saltando varias veces sobre el sofá antes de sentarse. Entonces la
asombrada mujer les preguntó de ¿dónde procedían?. La respuesta no se hizo
esperar. De nuevo respondieron al unísono, y con una voz que parecía proceder
del exterior de sus cuerpos dijeron que "del cielo". Creyendo que se
trataba de Ángeles (pues la testigo era una devota cristiana) le señaló una
imagen de Cristo que había en la pared y les preguntó si Dios les había
enviado: "Sabemos todo sobre Jesús”, “Hemos venido hasta aquí para hablar
con la gente, pero ¡la gente no parece estar interesada!". Los pequeños
seres retomaron el vuelo y comenzaron a volar por la habitación mientras cogían
objetos y los examinaban de cerca con detenimiento y curiosidad. La Sra.
Hingley dijo que: "Creo que tenían imanes en sus manos, ya que mantenían
las cosas en el aire cuando las tocaban". Sin embargo cuando la Sra.
Hingley les preguntó sobre su origen, las criaturas emitieron un láser desde el
casco que le impacto dolorosamente en la frente (la cicatriz fue visible durante
varios meses) causándole una breve parálisis y ceguera (al parecer, durante la
conversación, algunas preguntas que no gustaban a las criaturas eran
respondidas de esta forma). En la charla incluso hablaron de un conocido
cantante de británico Tommy Steele.
El misterioso artefacto del que surgieron las tres pequeña criaturas aladas. |
Desprovista
de temor, la testigo les preguntó a sus insólitos invitados querían algo. De
nuevo respondieron a la vez: “agua, agua, agua”. La anfitriona les sirvió el
agua junto a un pastel de carne pero no bebieron ni comieron. El encuentro
terminó de forma inesperadamente, después de una hora, cuando tras encender un
cigarrillo, las criaturas aladas parecieron asustarse y decidieron marcharse.
En esos momentos, la Sra. Hingley escuchó un fuerte silbido electrónico
procedente de la parte trasera de su jardín. Entonces observó, un objeto de
forma ovalado, de brillante color naranja, de 2´50 metros de largo
aproximadamente, con dos ojos de buey luminiscentes y una estrafalaria antena.
Las criaturas se dirigieron hacia el artefacto y desaparecieron en un instante.
Tras reponerse de una extraña sensación de cansancio extremo, la Sra. Hingley
llamó por teléfono a la policía local para contar su increíble historia. Según
dijo a los agentes estaba sin fuerzas y tenía algunas molestias en ojos y
oídos. Un médico que la examinó le aconsejó que estuviera dos semanas de reposo
para recuperarse. Pese a estos contratiempos, la testigo no estaba asustada, todo
lo contrario, decía que su encuentro había sido "cálido y feliz, como si
hubiera sido bendecida". Posteriormente la experiencia tuvo varios
detalles extraños. Dos días después de la experiencia, el árbol de Navidad
desapareció inexplicablemente. Más tarde, volvió a aparecer en el césped
exterior, despedazado y con menos adornos. Curiosamente los adornos navideños
fueron devueltos gradualmente durante los siguientes días.
Otro detalle
interesante de la experiencia es que durante la estancia de las criaturas
aladas en la casa, tanto la radio como la televisión dejaron de funcionar, y el reloj se detuvo.
Además posteriormente algunos cassettes, que fueron tocados por los
seres, se borraron inexplicablemente. En el jardín también fue visible una
huella, casi simétricamente perfecta, de unos 2´50 metros de diámetro. Pero
quizás el aspecto más hilarante de toda esta trama, es que según apuntó la Sra.
Hingley, los tres humanoides se llevaron las empanadillas...
JOSE ANTONIO
CARAV@CA
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